Hay ríos que son postales, y ningún río lo es tanto como el Sena en París. La catedral de Notre Dame, los 37 puentes, la Torre Eiffel. Los turistas y los enamorados. Las películas, los recuerdos. Pero existe otro Sena detrás de la postal. ¿Dónde? No es mala idea sentarse un rato en uno de los muelles y observar. El agua es verde. O marrón. O más precisamente, “color de plomo”: así la describe el detective ficticio Nestor Burma en la novela de los cincuenta Niebla en el puente de Tolbiac. En todo caso, nunca azul.
El Sena: espejo de París (y pronto de los Juegos Olímpicos)
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