El Sónar vuelve a reunir en Barcelona música, tecnología audiovisual y ciencia

El Sónar vuelve a reunir en Barcelona música, tecnología audiovisual y ciencia

Sólo el Sónar se parece al Sónar, un festival donde las fronteras nunca han tenido sentido pese a que la exploración de las zonas de contacto entre géneros, estilos, ideas y temáticas es una de las cartas fundacionales del festival. Alimentado por un concepto vástago de la mutación de formatos, modelos y espacios, el festival ofrece su penúltima edición con la sede diurna afincada en Fira Montjuïc, desde donde se trasladará al Polígono Pedrosa en 2026 para mantenerse allí tres ediciones, quedando en incógnita su posible vuelta al recinto que ha sido su hogar diurno desde 2.013. En cualquier otro festival este detalle, no menor, supondría incertidumbre, en el Sónar es sólo una nueva posibilidad de mutar y de cambiar para seguir siendo el mismo. Una vez abandonado el entorno museístico del CCCB, que parecía su particular Vaticano, nada es imposible para este certamen, cuya primera edición nocturna tuvo lugar en la sala Apolo en 1994.

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El Sónar 2024 en algunos nombres esenciales

Judeline: Llega desde Jerez y la comparan con Rosalía. Cierto es que alguna de sus canciones podrían formar parte del repertorio de la estrella. Punto. Música urbana con fondo flamenco y letras para ser leídas. Un nuevo talento. Jueves día. 
Sevdaliza: Nacida en Irán y criada en Países Bajos, donde reside, esta artista de magnético aspecto compone, canta, dirige vídeos y maneja Inteligencia Artificial. Su música tiene base en el trip-hop, pero lo adereza con otros estilos, también reggaetón. Incluso tiene algún tema cantado en farsi. Jueves día.
Verde Prato: Sola en escena, poderosa y delicada al tiempo, canta en euskera y ofrece una sutil hibridación entre folklore contemporáneo con apoyos electrónicos que no deja de ser una muy particular y heterodoxa visión de la música urbana actual sin manifiesta intención bailable. Viernes día.
Kelly Moran: El piano lleva inventado unos 300 años, pero esta multinstriumentista y compositora de Nueva York cree que su sonido puede ir más allá. Para su último disco, Moves In The Field, matrimonio de técnica y lirismo, usa un Disklavier (grosso modo una especie de pianola, pero digital). Viernes día.
Air: La electrónica ya tiene memoria, y de ella forma parte Moon Safari un plácido disco para flotar que nació en tiempos de sonidos turbulentos. Ha cumplido 25 años y sus autores, el dúo francés Air, lo recupera en directo a modo de homenaje. Viernes noche.
Jessie Ware: El Sónar es un festival dado a las divas de toda naturaleza. Este año le toca a Jessie Ware el papel de dama del hedonismo elegante con su mezcla de disco, funk y pop de los ochenta servidos con clase y una voz de mucho cuidado. Viernes noche
Kaytranada: Canadiense de origen haitiano es un artista bañado genéricamente por el funk. Su más reciente disco, Timeless, comienza así, funky, para con una pléyade de finos y finas vocalistas eleva una catedral de moderna música de baile. Viernes noche.
Vince Staples: Sus primeros discos, tiene 8, tenían la premura del barrio. En su último trabajo, Dark Times, hay groove para mover un petrolero y su voz, como cansada, nada enfática, exhibe melodía sobre variadas bases de estirpe electrónica preñada de disco, funk y soul. Hip-hop para los no hip-hoperos. Sábado noche.
Floating points: Bajo este nombre trabaja el productor, compositor y dj Samuel Shepherd, que hace tres años deslumbró con su disco junto a Pharoah Sanders y la London Symphony Orchestra. En poco se parece a Crush, su último trabajo, y menos aún a Del Oro, su reciente single. De la abstracción al club mediante sintetizadores modulares. Sábado noche.
Electrónica melódica: Dos caras. Por un lado Paul Kalkbrenner, de base techno, subidones rítmicos y voces que dan el toque pop a sus himnos de club (sábado noche). Por otro Ben Böhmer (viernes noche), más sutil y elegante, menos obvio, mueve al baile sin aspavientos rítmicos en un entorno acolchado.
Los reyes de la pista: Hay muchos este año, pero no se puede olvidar a Laurent Garnier bajo luz solar (viernes día) con su mezcla entre house y techno (él estuvo en Apolo en 1.994) y Richie Hawtin, bajo luz lunar y un nuevo espectáculo, DEX EFX X0X, perfecto para ver amanecer bajo su técnica de cirujano del sonido (viernes noche). Tampoco debe olvidarse a Charlotte De White, entre el trance y también con nuevo espectáculo, Overdrive (sábado noche) o el veterano de centenares de sesiones de house Danny Tenaglia (viernes noches).

Como sugerencias propias de un festival sorprendente, las voces no humanas, sí, Inteligencia Artificial, del disco Model de Lee Gamble coreografiadas por Candela Capitán con un diseño de luces ad-hoc (sábado día); la performance de seis horas de duración de Physis, obra de Tianzhuo Chen (firma como ASIANDOPEBOYS) en la que participan múltiples invitados (sábado tarde); el espectáculo de la artista experimental Aïsha Devi coreografiado por el reputado artista visual Emmanuel Biard (jueves día) y Laurel Halo con su jazz y más allá para piano de cola, sintetizadores y violoncelo (sábado día).