El trágico accidente del Puente de Toledo

El trágico accidente del Puente de Toledo

Un suceso que conmovió Madrid en su momento y que, como tantos otros, ha caído en el olvido. A mediados del siglo XX, el puente de Toledo sobre el río Manzanares era un importante punto de acceso a Madrid. La línea de autobús, ahora que tanto se habla de los problemas y retrasos de Cercanías, con un espacio de servicio mucho mayor, tenía su inicio en la plaza Mayor, bajaba por la pronunciada cuesta de la calle de Toledo, pasaba por la glorieta de Pirámides y terminaba en una rampa de acceso con escasa inclinación, que mediante el tablero del puente conectaba con la glorieta del Marqués de Vadillo.

Cosas de la construcción y de los métodos de estudio de las infraestructuras de entonces, la estrechez de esta rampa era un punto problemático que había tenido con antelación incidentes. Asimismo, era frecuente que el tranvía bajara por la calle de Toledo con velocidad creciente, moderando su paso en el tablero del puente de Toledo, e iniciando su frenado en la rampa de ascenso de la calle del General Ricardos al otro lado del río.

Esa conducción era complicada y en ella tenía un peso específico la pericia y la profesionalidad, además de los años, de los conductores que la hacían a diario.

El suceso, trágico, que nos ocupa, fue causado por la pérdida de frenos bajando el último tramo en cuesta de la calle de Toledo. Por lo que parece –y los que lo vieron–, el vehículo sin control acabó descarrilando en la glorieta de las Pirámides a la entrada del puente de Toledo. Luego, acabó precipitándose sobre el pretil y cayendo desde una altura de ocho metros sobre una zona de huertas próxima al río Manzanares en su margen izquierda. Todo ello entre los gritos de los que iban dentro y los aterrorizados testigos. Además, el tranvía iba con el aforo sobrepasado, lo que provocó un gran número de víctimas. Algunos de los pasajeros iban colgados de los estribos. El balance del siniestro, como cuentan con detalle los periódicos de la época, fue de 15 muertos y 112 heridos, entre ellos el conductor. La pérdida de frenos hizo que no se respetara la parada existente en la glorieta de las Pirámides.

Los heridos fueron destinados a diversas casas de socorro del barrio de Arganzuela, así como al hospital provincial de Madrid ubicado en Atocha. Entre las noticias trágicas del momento, la sorpresa de que, de los quince fallecidos, uno de ellos quedó sin identificar durante una semana.

Para mantener el servicio de transporte se tuvo que desviar a puentes adyacentes un servicio temporal. Con todo, el servicio tranviario de la línea 31 quedó restablecido en agosto de ese mismo año.

La Empresa Municipal de Transportes de Madrid, estaba a cargo de la línea 31 era Westinghouse Rail Systems. A raíz de aquel siniestro se puso en duda que el mantenimiento de los vehículos fuera el adecuado. El propio tranvía afectado, el 135, ya se había sometido a diversas operaciones de mantenimiento específicos de los frenos hidráulicos. Y por aquello de las responsabilidades de los gestores y administradores públicos, un apunte a tener en cuenta. Y valorar. Una de las consecuencias políticas del suceso fue la destitución del alcalde de Madrid, José Moreno Torres, así como del director de la recientemente creada Empresa Municipal de Transportes de Madrid por responsabilidad civil en el accidente.

El accidente del puente de Toledo fue el suceso más grave ocurrido en la red tranviaria de Madrid. Tuvo mucha repercusión, pues afectó a vecinos del popular barrio de Carabanchel, además de a otros de la zona centro de la capital. Un trágico accidente del que pocos se acuerdan hoy en día pero que marcó al servicio de transporte e impulsó la toma de decisiones de seguridad.