Elvira Pelet: “Nuestra condición militar no cambia nada los criterios deontológicos”

Elvira Pelet: “Nuestra condición militar no cambia nada los criterios deontológicos”

En un sector tan feminizado como el sanitario llama la atención que no haya habido ninguna mujer general médico en las FF AA hasta ahora. ¿Cree que se está avanzando en igualdad en el Ejército?

La incorporación de la mujer a las FF AA fue en 1988. Yo ingresé en 1993 y 30 años más tarde he alcanzado el empleo de General de Brigada. Las mujeres en el Cuerpo Militar de Sanidad y en general en los Cuerpos Comunes accedemos ya con una carrera civil y el ritmo de ascenso en comparación con los ejércitos, teniendo en cuenta la edad, puede ser un poco más lento. En mi caso ascendí con 55 años que es la misma edad con la que se hace en los ejércitos. Los ascensos deben ser por idoneidad y no por cuota o razón de sexo. Nuestras FF AA son pioneras y un ejemplo en materia de igualdad y oportunidad y por esta razón el ascenso al empleo máximo debe encuadrarse dentro de los requisitos que exige el mismo.

¿Qué singularidades tiene atender a una población militar respecto de una civil?

En términos asistenciales no difieren en nada, todos son pacientes potenciales y pueden sufrir el mismo tipo de enfermedad. Sin embargo, si que cambia la patología si hablamos de los militares que desarrollan sus misiones en el exterior o en maniobras. La idiosincrasia de nuestro trabajo nos expone, evidentemente, a diferentes patologías y accidentes que en la vida cotidiana en España no ocurren con frecuencia. Me refiero a accidentes con armas de fuego, aéreos, patología derivada de conflictos armados, de accidentes de buceo… Y para ello este centro reúne todos los medios materiales y humanos para asistir y tratar integralmente a nuestros compañeros, sin olvidar el aspecto psicológico y afectivo que es especialmente sensible cuando un militar resulta herido en misión fuera de su país y lejos de su familia.

[[QUOTE:PULL|||”Los conflictos bélicos son el lugar idóneo para alcanzar el verdadero sentido al ejercicio de la Medicina”]]

Ha trabajado sobre el terreno en misiones en Bosnia y Kosovo. ¿Cómo «funcionan» en esos casos, cómo fue la experiencia?

Como médico militar desplegué en Bosnia entre 1995 y 99 como teniente y capitán, y en Kosovo en 2004 ya como especialista en Anestesiología y Reanimación. Aquella etapa supuso un enorme enriquecimiento personal y profesional. En los contingentes de entonces la participación femenina era muy escasa y se limitaba casi a puestos de sanidad. Era muy duro enfrentarte a las consecuencias directas de los conflictos bélicos, heridos, muertos civiles y compañeros militares. Profesionalmente era el lugar idóneo para alcanzar el verdadero sentido al ejercicio de la medicina. Por otra parte, en estas misiones es donde se refuerza el sentimiento de pertenencia a una gran familia, donde se desarrollan al máximo los principios de compañerismo, lealtad y sacrificio personal.

En otros países se aprovecha la posibilidad de contar con grandes «grupos de control» como los soldados, a los que se puede seguir a largo plazo, para hacer estudios epidemiológicos o de otro tipo, como en el que probó el vínculo entre esclerosis múltiple y el virus de Epstein-Barr. ¿Conoce o está involucrada en alguno?

No puedo contestar.

Un estudio, [[LINK:EXTERNO|||https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2820836?utm_source=For_The_Media&utm_medium=referral&utm_campaign=ftm_links&utm_term=070524|||publicado en «JAMA»]], concluye que las mujeres militares sufren mayor dolor crónico. ¿Cree que es así?

Como experta en el tratamiento del dolor crónico, llevo 10 años dedicada a este tipo de patología en mi condición de anestesióloga, es un hecho que la población aquejada de esta dolencia es mayoritariamente femenina, pero no tiene que ver con la profesión militar. Diferentes causas exógenas y endógenas explican que las mujeres sean más propensas en general a sufrir dolor crónico en algún momento de su vida. Sin embargo, hay patologías que afectan por igual a ambos sexos.

[[LINK:EXTERNO|||https://www.science.org/doi/10.1126/science.adl3835|||Otro trabajo, esta vez de «Science»]], asegura que los médicos militares dan un trato preferente a los pacientes militares de alto rango frente a los de rango inferior. ¿Cómo se gestiona este tipo de presión?

Todos los médicos están sometidos a un código deontológico basado en el Juramento Hipocrático. Estamos obligados a dar la mayor excelencia posible a nuestra capacidad asistencial al paciente independientemente de su condición de género, raza, religión o profesión. Nuestra condición de militar no cambia nada los criterios deontológicos por los que se rige nuestra actuación.

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