Comer en restaurantes gastronómicos con niños no es fácil. Y no solo por lo desafiante que puede ser, en ocasiones, mantener a los críos en la mesa a lo largo de toda una comida, sino porque no son tantos los establecimientos de alta cocina que facilitan el acudir acompañados de ellos. En muchos, por ejemplo, se advierte de que no hay espacio para carritos o que no disponen de tronas. En otros, se les prohíbe el acceso, dejando claro en sus páginas web que la entrada a menores de determinada edad no está permitida. Aun así, se pueden encontrar en toda España proyectos de alta cocina en los que los niños son un cliente más, con cocineros que adaptan platos de sus menús o diseñan propuestas especiales dirigidas a ellos. Aquí van algunos ejemplos.
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