España, 60 años después

España, 60 años después

Françoise Sagan (1929-1990), la precoz autora –a los 18 años– de «Buenos días, tristeza», encasillada por algunos en «la nouvelle vague», también tuvo tiempo para el fútbol, aunque no sea muy conocido. La francesa, siempre provocadora, dijo en una ocasión que «el fútbol me recuerda viejos e intensos amores, porque en ningún otro lugar como en un estadio de fútbol se puede querer u odiar tanto a alguien». Hay pocos lugares como un campo de fútbol en el que con más rapidez, y también de forma simultánea, coincidan alegría y tristeza infinitas y sí, claro, tan irracionales como humanas. Empieza en Alemania la Eurocopa de Naciones, un torneo con menos historia y glamour que un Mundial, pero también con más calidad y, en general, mejor fútbol, aunque despierta menos pasiones e incluso interés.

La Eurocopa ha sido un campeonato taumatúrgico para el fútbol español y también para casi todo el país. Todo empezó hace ahora 60 años exactos, cuando un 21 de junio, la selección española ganaba la segunda edición del torneo al equipo soviético por 2-1, gracias al «histórico» –esta vez sí– gol de Marcelino, un gallego que jugaba en el Real Zaragoza de los llamados «cinco magníficos», Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. El delantero español, en el minuto 84, con el partido empatado, acertó con un testarazo que batió al legendario portero Lev Yashin (1929-1990), el único guardameta que logró el «Balón de Oro». Eran tiempos de la dictadura, en una España cañí y triste, en blanco y negro, y el régimen franquista aprovechó aquella victoria, justo ante los malvados comunistas soviéticos. La selección española vivió mucho tiempo de aquello, mientras cosechaba fracaso tras fracaso, hasta que en 1984 alcanzó la final de la Eurocopa en París, aunque perdió con Francia 2-1. Luego las victorias de 2008 y 2012, borrarían decenios de frustraciones y harían de la selección española el único equipo capaz de repetir título y, además, en medio, ganar un Mundial. Ahora, todavía no hay mucho ambiente, que se caldeará si hay victorias que, eso sí, los «indepes» catalanes no celebrarán. Inglaterra, Francia y Portugal parecen favoritos, pero en el fútbol también hay una tradición de gurús que fallan tanto o más que Tezanos en el CIS y que, como él, arriman el ascua a su sardina, lo que no impide, sesenta años después del gol de Marcelino, que siga sin haber otro lugar en el que se odie o quiera tanto a alguien como un campo de fútbol, que decía Sagan.