Los alrededores del Bernabéu son este miércoles ese lugar seguro para niñas, chicas, mujeres y homosexuales. Pasa pocas veces al año que las mujeres se hagan dueñas del espacio y el relato sin sentir que están de prestado o en deuda. Miles de swifties soportan los 30 grados que caen de pleno al lado del estadio donde esta noche Taylor Swift ofrece el primero de sus dos conciertos en Madrid. No importa el calor, es su momento: hoy se puede ser lo más girly posible, no sobra una purpurina, ni un paillette, ni un brillante. Aquí se habla de amor, terribles rupturas, amistad. Han venido a hacer eso que no siempre les dejan: cosas de chicas, que al final son cosas de swifties. Y lo hacen todas juntas, unas 60.000 personas. Una milésima parte del ejército de seguidores que ha conseguido que una chica de 34 años de Pensilvania ocupe en estos momentos el trono mundial del pop.
Esperando en la fila a Taylor Swift: no sobra ni una purpurina en la fiesta ‘girly’
