Eran muy profesionales pero poco selectivos. Les daba igual un secadero de jamones que una cadena de perfumerías, un estanco, un restaurante, un bazar oriental o una pequeña tienda de ultramarinos. El método, eso sí, era siempre el mismo: robaban vehículos de alta gama, los estrellaban contra escaparates, cargaban la mayor cantidad de mercancía que podían en el menor tiempo posible y escapaban a toda velocidad. Si un guardia de seguridad les detectaba, le atacaban con un extintor para que les diera margen a huir. Considerada la banda de aluniceros más activa del sur de España, se le atribuyen un centenar de robos. Ahora Policía Nacional y Guardia Civil la han desmantelado tras detener a sus ocho integrantes en distintos municipios de Sevilla.
