Estas son las pistas que permiten detectar la miopía y otros problemas visuales en niños

Estas son las pistas que permiten detectar la miopía y otros problemas visuales en niños

No somos conscientes del daño que le producimos hasta que, de repente, notamos que algo va mal. La visión se convierte en uno de los sentidos más determinantes para tener una buena calidad de vida, pero también uno de los que está en mayor peligro por culpa de los hábitos de vida actuales. Conscientes de ello, ópticos-optometristas y oftalmólogos han aprovechado la celebración del Día Mundial de la Visión, que se conmemora cada segundo jueves de octubre, para alzar la voz sobre la urgencia de prevenir los daños visuales sobre todo en los más pequeños de la casa.

No es para menos, ya que que la miopía es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la epidemia del siglo XXI y preocupa especialmente su incidencia en niños y jóvenes. En esta línea, la OMS estima que en 2050 la mitad de la población mundial será miope.

Acudir a revisiones periódicas, al menos una vez al año, es la principal recomendación que realizan desde la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). Y es que, aunque este consejo resulta más o menos obvio para los adultos, no lo es tanto cuando hablamos de los niños. En el mundo, 450 millones de niños viven con una condición visual que requiere tratamiento, muchos de los cuales no tienen acceso a cuidados oculares asequibles. En países de ingresos bajos y medianos, los niños con pérdida de visión tienen entre 2 y 5 veces menos probabilidades de estar escolarizados y, cada día, los jóvenes pierden oportunidades de aprendizaje y sociales debido a un problema de visión que podría ser tratado, corregido y, en muchos casos, curado.

Prevenir la miopía

La prevalencia de los errores refractivos en España varía significativamente entre los diferentes grupos de edad, siendo la miopía una preocupación particularmente importante entre los niños y los adultos. La prevalencia de la miopía ha aumentado en los últimos años, influenciada por diversos factores ambientales y de estilo de vida. Los estudios han demostrado que la prevalencia de la miopía en niños españoles de 5 a 7 años ha aumentado del 16,8% en 2016 al 20,4% en 2019.

Otro estudio informó de una prevalencia de miopía del 19% en niños de 5 a 7 años, con predicciones de que esta tasa podría aumentar hasta el 30,2% en 2030 (según el estudio “Prevalence and estimation of the evolution of myopia in Spanish children”, 2023).

Este aumento se atribuye a factores relacionados con el estilo de vida, como el aumento del tiempo frente a la pantalla y la reducción de las actividades al aire libre. Los niños se vuelven más miopes a medida que envejecen, y se observan cambios significativos a partir de los 3 años. Esta tendencia pone de relieve la importancia de la detección e intervención tempranas para controlar los errores refractivos en los niños.

El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) recomienda a padres y tutores que se aseguren de que los niños en edad escolar pasen entre 80 y 120 minutos al día al aire libre para prevenir la aparición y progresión de la miopía. No es una cuestión baladí, ya que la miopía, junto a la hipermetropía y el astigmatismo, es uno de los defectos refractivos más comunes en la infancia y la adolescencia. En concreto, este problema se caracteriza por la dificultad para ver nítidamente objetos lejanos. Su prevalencia ha aumentado notablemente en los últimos años debido al incremento de actividades que implican un mayor trabajo visual de cerca, como leer o estudiar, así como por la habitual utilización de la visión próxima en el uso de móviles, tablets y ordenadores en edad escolar.

Para prevenir estos problemas visuales se aconseja sustituir el tiempo frente a pantallas por actividades al aire libre, como jugar en parques, practicar cualquier deporte, montar en bicicleta o caminar, ya que, además, son ejercicios saludables.

Por otro lado, un diagnóstico precoz de los problemas visuales es importante para que no afecte al rendimiento, ya que “cerca del 80% del desarrollo socio-educativo tiene lugar a través de los ojos durante los primeros 12 años de vida, y los cambios en la visión pueden tener lugar sin que los padres, profesores o tutores se den cuenta”, explica el presidente del CGCOO, Juan Carlos Martínez Moral. “El niño utiliza su sistema visual para transportar al cerebro la información de lo que ve y convertirlo en lectura tras su interpretación y análisis”, insiste.

Consejos prácticos

La identificación temprana de la miopía o de otros problemas visuales en menores puede ser crucial, ya que, si no se trata, puede afectar a su habilidad para aprender y a su adaptación al colegio. Por este motivo, ópticos-optometristas y oftalmólogos proponen algunos consejos básicos en materia de prevención que pueden ayudar a las familias:

-Realizar revisiones periódicas de la visión de los niños. Es necesario que padres, tutores y educadores se preocupen para que el escolar lleve siempre bien la graduación de sus gafas o lentes de contacto (más en los niños pequeños), por lo que es preciso visitar periódicamente al óptico-optometrista para las revisiones o, si es necesario, al oftalmólogo. Un exhaustivo examen visual permitirá al profesional detectar alteraciones en el sistema acomodativo, en los movimientos oculares o en la visión binocular.

-Evitar el uso de dispositivos digitales a edades tempranas. Fomentar las actividades al aire libre y reducir el tiempo que pasan frente a la pantalla son estrategias recomendadas para mitigar el riesgo de desarrollar miopía en los niños.

-Es importante proteger los ojos de los más pequeños con unas gafas de protección solar de calidad homologadas. Escoger unas que les protejan 100% tanto de los rayos UVA como UVB e infrarrojo, y que sean resistentes.

Señales que pueden alertar de un problema

Además de los problemas refractivos, existen muchos otros problemas que pueden afectar a los más pequeños. Desde la Sociedad Española de Oftalmología se recogen algunas recomendaciones clave para ayudar a padres y profesores a detectar problemas visuales en los niños y saber cuándo deben acudir al médico oftalmólogo:

-Dificultad para leer o escribir: Si el niño entrecierra los ojos, se acerca mucho al papel o tiene problemas para seguir líneas al leer o escribir, podría estar presentando un defecto refractivo (miopía, hipermetropía o astigmatismo).

-Dolores de cabeza frecuentes: Los dolores de cabeza recurrentes, sobre todo después de realizar tareas visuales como leer o usar dispositivos electrónicos, pueden ser indicativos de problemas oculares.

-Evita actividades visuales: Si el niño se muestra desinteresado por leer, dibujar o cualquier actividad que requiera enfoque visual cercano, podría deberse a una dificultad para ver correctamente.

-Desviación ocular: es importante acudir al oftalmólogo en caso de que el niño no identifique de forma adecuada a los familiares en distancias largas, se acerque mucho a los objetos, desvíe un ojo, etc., ya que puede ser un signo de ambliopía o estrabismo.

-Lagrimeo continuo: podría ser signo de una obstrucción de la vía lagrimal.

-Frotarse los ojos constantemente: Si el niño se frota los ojos con frecuencia, especialmente cuando está concentrado, podría estar sufriendo fatiga visual o una molestia ocular que requiere revisión.

-Parpadeo excesivo o guiños: El parpadeo excesivo o los guiños constantes al mirar objetos lejanos o cercanos también pueden ser signos de problemas visuales.

-Confunde los colores.

La importancia de las revisiones oculares

La Sociedad Española de Oftalmología recuerda que las revisiones y consultas con el oftalmólogo se convierten en imprescindibles para todos, tengan o no síntomas de problemas visuales. Gracias a las revisiones oculares periódicas se pueden detectar enfermedades en etapas tempranas, abordarlas con los tratamientos adecuados para curarlas y, además, revisar sus complicaciones. La importancia de las consultas oftalmológicas rutinarias es decisiva para prevenir las complicaciones de diversos padecimientos oculares.

En los niños, la primera revisión ocular debe ser entre los 3 y 4 años, ya que a esta edad la revisión es válida porque el niño colabora y se puede examinar todo el ojo. Antes de esta edad, las revisiones sólo están indicadas si hay un motivo que lo justifique como un antecedente familiar clave o que se haya detectado una patología muy evidente a nivel ocular. Tras la primera revisión, lo recomendable es hacer una visita al oftalmólogo una vez al año.

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