De padre marroquí y madre guineana, Lamine Yamal está muy unido a su familia, y su amuleto era una bufanda que cuando la olía le recordaba a su hogar. Dormía con ella y la llevaba a todos los partidos, pero su madre se hartó de la prenda y se la quitó. El número 19 de la Selección Española ahora recurre a una manta de la que nunca se separa. Como homenaje a sus progenitores lleva impresas en las botas de fútbol que está utilizando en los partidos de la selección en Alemania las banderas de Marruecos y Guinea Ecuatorial. Y en las que se calza cuando juega con el Fútbol Club Barcelona, añade la bandera española.
Hoy sábado celebrará en tierras alemanas su diecisiete cumpleaños en compañía de sus compañeros del seleccionado español. Echará de menos a la mayor parte de su familia y a sus amigos, aunque sí tendrá a su lado al que llama “mi hermano”, el jugador Iñaki Williams, con el que mantiene una amistad muy estrecha.
También se encuentra en Alemania su padre, Mounir, al que vimos eufórico en la grada cuando su hijo marcó el golazo a Francia, y cantando el “soy español, español, español” a pleno pulmón. El mismo Lamine ha confesado que su progenitor le trae suerte cuando le acompaña a los partidos. Son uña y carne. Y el joven futbolista echa siempre mano de la frase favorita de su padre, “Lo que Dios quiera”, cuando le preguntan que espera de cada partido.
Los dos, según una fuente cercana, “son muy humildes y no presumen de nada. Lamine destino todo el dinero que cobró en su primer gran contrato publicitario en comprar una casa a su abuela. Se entrega por entero a su familia y hace una vida muy normal, es un buen estudiante y sale con una chica que es influencer”.
