Esther Cañadas: “No quise ser un ángel de Victoria’s Secret. Y si lo hubiese sido… ¡A lo mejor ahora tendría tres casas más!”

Esther Cañadas: “No quise ser un ángel de Victoria’s Secret. Y si lo hubiese sido… ¡A lo mejor ahora tendría tres casas más!”

Cuando Esther Cañadas (Albacete, 47 años) se bajó de la pasarela tras el último desfile de Balenciaga, el director creativo de la firma francesa, el visionario y muy excéntrico Demna, se acercó a ella y le dijo que cuando era solo un niño que crecía en la Georgia postsoviética en guerra con Rusia, su obsesión era conseguir algo dificilísimo en un país marcado por el permanente conflicto y en un hogar no precisamente boyante: sintonizar Fashion TV para poder verla desfilar a ella. “No puedo explicarte lo que significó para mí que uno de los diseñadores más importantes de nuestro tiempo me dijese que descubrió su vocación gracias a mí”, explica con una candidez que enternece la misma mujer que un día fue imagen de Donna Karan, Emporio Armani, Gianfranco Ferré o Versace. “Alexander McQueen cuando firmó para Givenchy quería que saliese vestida de monja y me arrancase la túnica, y debajo saliese vestida de cóctel. Me pidió que convenciera yo al CEO y me hizo sentarme en su despacho y poner las piernas encima de la mesa. Le expliqué yo la idea mientras él estaba muerto de risa detrás de un sofá. ¡Y al final lo conseguimos!”, explica entre carcajadas. Cañadas, que empezó a ir a sus primeros castings con 15 años, no es solo una de esas modelos que los verdaderos connoiseurs de la industria consideraban casi un fetiche y por cuya presencia en los desfiles se pelearon durante los años noventa todos los grandes nombres (de Gucci a Dolce & Gabbana, pasando por Chanel, Calvin Klein o Saint Laurent contaron con ella más de una década), es que además su rostro alienígena se convirtió en imagen de grandes firmas que hicieron de ella una celebridad pop de alcance mundial. A los 36 años, y sin más explicaciones, decidió retirarse. Más tarde lo justificaría: solo quería llevar una vida “normal”. Sus facciones misteriosas desaparecieron de pasarelas, vallas publicitarias y revistas. Fue madre, aprendió a vivir de otra manera. Desde 2020 está de vuelta. Más sabia, pero igual de icónica.

Seguir leyendo