Estos son los cambios en tu cuerpo tras el parto

Estos son los cambios en tu cuerpo tras el parto

Después del parto, la mayoría de las alteraciones físicas remiten solas en unos meses, otras huellas son más difíciles de borrar y precisan cuidados específicos para desaparecer, y algunas cosas nunca volverán a ser como antes.

En el caso del abdomen, durante el parto se pierden entre cinco y siete kilos, pero la tripa seguirá hinchada hasta que el útero y los demás órganos afectados por la gestación vuelvan a su tamaño y ubicación habitual. Al final del embarazo el útero era más grande que un balón de fútbol y ahora tiene que quedarse tan pequeño como una pera.

Todas nos preguntamos cuándo desaparece, y aunque no hay un tiempo exacto, aproximadamente es a los cuarenta días del parto vaginal (tarda algo más en caso de cesárea). Una medidas que puede ayudar, es dar el pecho lo antes posible, ya que la lactancia libera oxitocina, una hormona que ayuda a que se contraiga el útero. También es útil hacer ejercicio para recuperar el tono de los músculos abdominales.

La incontinencia urinaria, también es muy habitual. Esta es debida a que los músculos del suelo pélvico (periné) que sostienen el aparato genito–urinario se resienten durante el embarazo y el parto. Por eso algunas mujeres sufren pequeños escapes de orina o tienen dificultad para contener los gases en el posparto.

Si durante el embarazo se han realizado ejercicios para fortalecer el periné, las molestias remiten en unos quince días. Si no se han hecho o el parto ha sido con fórceps o ventosa pueden durar varias semanas. Por eso, es recomendable trabajar el periné cuanto antes con los ejercicios de Kegel, que consisten en contraer y relajar los músculos que rodean la vagina y el ano. Deben repetirse tres veces al día en series de diez en cualquier postura. Hay que adoptarlos como una práctica cotidiana para toda la vida.

Tras una cesárea es normal sentir dolor y tirantez y percibir una parte de la piel con sensibilidad diferente, como si estuviera dormida, ya que la cicatriz afecta a diferentes terminaciones nerviosas. También puede formarse un abultamiento, que se quitará del todo cuando cicatricen los puntos. Los puntos externos suelen cicatrizar en unos diez días. Mientras que en unos tres–ocho meses la cicatriz quedará reducida a una línea delgada y pálida y desaparecerá el entumecimiento de la zona.

Aplicar crema hidratante y darse masajes para suavizar la sensación de tirantez, puede ser un buen remedio en este caso.

Por último, que los senos se vuelvan más pequeños también puede considerarse un cambio en nuestro cuerpo. Las mamas no tienen una estructura anatómica que las sustente. El aumento de tamaño que experimentan con el embarazo y la lactancia, seguido de la reducción que acusan durante el destete, puede hacer que pierdan consistencia y parezcan más pequeñas. Cuando ya no hay nada de leche, algunas mujeres pueden quedarse como una tabla. Es un proceso normal y pasajero.

Lo cierto es que en unos pocos meses los pechos vuelven a crecer e incluso suelen ser algo mayores que antes de la gestación. Echarse crema antiestrías, para evitar que estas aparezcan con el cambio de volumen, y hacer ejercicios para fortalecer los músculos pectorales son medidas muy recomendables.