Eulogia, maestros (sin alardes) del espeto en Torreguadiaro

Eulogia, maestros (sin alardes) del espeto en Torreguadiaro

Leí que Aleix Sarrión, el chef de Dénia que sirvió gazpacho a la reina Isabel II soltaba esta frase en una entrevista: «Los ricos de verdad no van a restaurantes». Esta sentencia se cumple a la perfección en Eulogia, un modestísimo chiringuito con las sillas dentro de la arena de la playa de Torreguadiario, una de las doce pedanías de San Roque, Cádiz. Una suerte de barriada de pescadores formada por dos calles y un puñado de chalets alrededor de 2.300 metros de un playa semisalvaje, que tiene casi 25 metros de ancho, y la peculiaridad de casi colindar con el puerto de Sotogrande y su megaurbanizada (y elitista) marisma. En este pequeño edén, con un par de aberraciones urbanísticas en altura de telón de fondo, está Eulogia, montado en 1995 por Eulogia, la madre de Pilar, la actual cocinera, junto con Vanesa.

Este año estamos de enhorabuena porque la pasada temporada cerró por falta de personal y no pudimos disfrutar de sus famosos espetos, ya sea en forma de sardinas, rodaballo, pulpo, salmonetes… Aquí todo se engarza con maestría, al ritmo de la brasa, que es un placer ver consumir mientras entra la noche. Se trabaja el mejor producto de la mar desde Estepona a Barbate. Y se nota. Su fritura ni llena, ni pringa, ni (creo que) engorda. No hay mejor «snack» que unos chicharrones de pulpo o unas tortitas de camarones. Espectaculares calamares, sus almejas de Torreguadiario y su novedosa costilla de atún al espeto, platos que contentan tanto a los locales como a los acaudalados bolsillos de quien veranea en Sotogrande. Reservar es tarea ardua. ¿Ticket medio? «Más barato que un McDonalds».

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