Europa apuesta por una inteligencia artificial que no alucine, industrial, fiable y menos costosa

Europa apuesta por una inteligencia artificial que no alucine, industrial, fiable y menos costosa

Muchos resultados de los usos comunes de la inteligencia artificial (IA) popular, como Gemini de Google o ChatGPT de OpenAI, son propios de un cuñado en una cena de Navidad: capaz de hablar de todo con referencias poco fiables. El 20% de las respuestas de estos modelos presenta alucinaciones, salidas falsas con apariencia de verdad. Pero es la gran apuesta de los gigantes tecnológicos, principalmente de EE UU, que aspiran a convertir ese familiar en un asistente servicial que, además de hablar y crear imágenes, relatos o textos, analice y proponga soluciones (agentes). La industria de Europa, donde los auditores del Tribunal de Cuentas de la UE ven un riesgo de perder el tren de la IA, se desmarca de estos desarrollos. Apuestan por las aplicaciones empresariales, de menor tamaño, proporcionales a los procesos que se pretenden mejorar y que no alucinen. Son dos carreras paralelas con diferentes raíces y distintos objetivos. En este sentido, Siemens, en colaboración con Microsoft, acaba de lanzar, en la ciudad alemana de Múnich, un desarrollo de Copilot orientado específicamente a la automatización industrial.

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