Expedientan a las monjas de Belorado por criar perros sin licencia

Expedientan a las monjas de Belorado por criar perros sin licencia

Las clarisas cismáticas de Belorado tendrían abierto un expediente sancionador por parte de la Junta de Castilla y León en materia de sanidad animal por poseer un criadero de perros sin licencia, según ha desvelado el diario digital BurgosConecta. Una semana después de que la comunidad contemplativa burgalesa anunciara que abandonaba la Iglesia católica, este lunes ha trascendido la existencia de este expediente que se abrió en abril de este año al no cumplir con la normativa por no disponer de licencia de núcleo zoológico para un criadero a los canes.

Por su parte, la Guardia Civil de Burgos ha expuesto que ya en febrero de 2023 se practicó una inspección al convento a raíz de una serie de quejas de vecinos por molestias de ladridos de perros, por la existencia de un criadero en el lugar y por la posible venta de cachorros por internet. Eso sí, la Guardia Civil ha aclarado que entonces no se observó «absolutamente nada» relacionado con posible maltrato animal o instalaciones indebidas, y ha asegurado que los animales se encontraban «cuidados y bien atendidos».

Mientras tanto, la Iglesia continúa intentando poner orden ante el escándalo provocado por las clarisas. «Lógicamente». Es la respuesta que dio ayer por la mañana el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, al ser preguntado por un grupo de periodistas por si la Iglesia está estudiando más medidas para afrontar la decisión de las clarisas burgalesas. El también arzobispo de Valladolid recordó, no obstante que «la responsabilidad directa es del arzobispo de Burgos y de la Santa Sede, porque los monjes y monjas o dependen de una orden, y tienen una característica de autonomía mucho más fuerte». O lo que es lo mismo, aclaró que son ellos quienes han de tomar las riendas de la crisis abiertas. «El presidente de la Conferencia Episcopal no es el jefe de la iglesia en España», aclaró.

Argüello negó a la par que la trifulca abierta por la compraventa de los conventos de Orduña y Derio sea la razón fundamental de la decisión comunicada hace una semana por la abadesa, sor Isabel de la Trinidad. «No tiene principalmente que ver ni con los inmuebles, ni con lo económico», valoró el arzobispo, aunque reconoce que el «detonante de la situación final haya podido ser ese». «Por un edificio no se llega a negar el Concilio Vaticano II y todos los Papas posteriores, en los que todas las religiosas que están allí han hecho su propia profesión religiosa», sentencia el presidente de los obispos, convencido de que «negar eso sería negar incluso su propia existencia, sería decir que todo lo que han vivido es nulo».

De la misma manera, admitió que el episodio de Belorado resulta excepcional: «Si repaso la historia del Arzobispado de Valladolid no ha habido ninguna declaración de excomunión nunca». En paralelo, volvió a tender la mano para reconducir la situación: «La Iglesia tiene principalmente una llamada acoger. La Iglesia es una comunidad de pecadores, a ella no vienen los santos, porque no la necesitan. Los que la necesitamos somos los frágiles, pero aun siendo pecadores hay un mínimo de un mínimo». «Hay cosas que no pueden ser», remató sobre el falso obispo Pablo de Rojas.