Extraños liberales

Extraños liberales

El titular de El País era chocante: «Draghi pide intervencionismo a Europa ante la agonía de la globalización». Añadía: «La transición verde y tecnológica será costosa y hará falta más inflación para financiarla». Y nos hablan todo el rato de la democracia liberal, y por supuesto de Draghi y los demás políticos y burócratas como liberales, al igual que los camelos internacionales como el FMI o la OCDE. A El País todo le pareció perfectamente normal. Ni por un momento se le ocurrió cuestionar el bulo sobre el que estaba informando.

Los ministros de Finanzas de la UE encargaron a Draghi un estudio para que les diga lo que ellos y los intervencionistas de todos los partidos quieren oír. Draghi va dando señales de que está por la labor. Y la prensa progre ya sanciona «la agonía de la globalización», es decir, la libertad, sin percibir que aquí los que agonizan son los pufos antiliberales, porque cada vez menos gente se los traga, y por eso hay que reanimarlos con pufos aún mayores, como esa idea insólita de que la libertad agoniza cuando aspiran a seguir quebrantándola sin pagar costes políticos.

Y para ello se inventan absurdos como que, por nuestro bien, van a recortar nuestros derechos: «con ayudas a las empresas y una relajación de las reglas de competencia», como si esto no tuviera costes para el pueblo llano. O la joya de que se «prevé una mayor tolerancia con la inflación para financiar la transición verde y tecnológica». Ni una palabra dicen en El País sobre que la inflación es un impuesto, como ya sabían los escolásticos de Salamanca en el siglo XVI.

De impuestos, así, con esa palabra, nada de nada. Todo son circunloquios para eludir que están hablando de castigar al contribuyente: «La política monetaria tendrá que flexibilizarse para que la fiscal pueda invertir. Hará falta mucho dinero y una capacidad fiscal común, advierte Draghi… que emita deuda propia y aumente la inversión conjunta aliviando la presión sobre los presupuestos nacionales». La dificultad, naturalmente, solo podrá provenir de «los halcones» y de los «intereses nacionales», nunca de los contribuyentes sableados y engañados por esta retórica tramposa que solo persigue neutralizar su protesta.

Y encima dirán que el pillaje es para defender la democracia «liberal». Extraños liberales.