Francia se moviliza ante sus elecciones más decisivas

Francia se moviliza ante sus elecciones más decisivas

La movilización del próximo domingo en Francia promete ser histórica. Ya hay pistas que apuntan a ello. El voto por delegación, llamado por procuración en Francia, y el voto por correo se han multiplicado por seis respecto a las legislativas de 2022. Cerca de un millón de franceses ya lo habrían solicitado. Esto supondría, según algunas proyecciones, un incremento de entre 15 y 20 puntos respecto a los comicios europeos del pasado 9 de junio en los que la extrema derecha de Marine Le Pen arrasó con una victoria histórica que tuvo como consecuencia este terremoto político en Francia.

La demoscopia intenta estos días dilucidar cómo podría afectar esta movilización en los resultados de las legislativas anticipadas del 30 de junio y 7 de julio aunque las lecturas a priori parecen complicadas. Durante el fin de semana se han publicado algunos sondeos que mostrarían que la ventaja de 4 a 5 puntos que aún mantiene el bloque de ultraderecha respecto al Frente Popular de izquierdas comienza a estrecharse ligeramente y también una leve recuperación del centro de Macron que ya rondaría el 20% de intención de voto, aún lejos eso sí de las filas de Marine Le Pen, que rondan el 33-34% del respaldo estimado entre los votantes.

En estas circunstancias, hay analistas que apuntan a un escenario probable tras la segunda vuelta del 7 de julio: que ninguno de los bloques obtenga una mayoría clara y de nuevo se instalase la situación de parálisis en la Asamblea Nacional. En este sentido, algunos expertos constitucionalistas evocan la idea de que Emmanuel Macron se vea forzado a buscar una figura técnica consensual de primer ministro para terminar su mandato formando un gobierno con altos funcionarios independientes que no tengan color político.

La idea en este caso sería que «los partidos no entren en el gobierno y no quieran responsabilizarse de las políticas del Ejecutivo», tal y como subraya el experto constitucionalista Benjamin Morel en la cadena LCI. Esto permitiría ganar tiempo bajo un compromiso de los partidos de no entrar en un bloqueo permanente comprometiéndose a no votar una moción de censura. Sería en cualquier caso un compás de espera en vistas a una nueva convocatoria de legislativas que incluso podría tener lugar en 2025. Esta hipótesis comienza a tener eco en los últimos días en varios medios de comunicación como un más que posible desenlace a esta secuencia política una vez que Macron ya ha dejado claro repitiendo en varias ocasiones que no piensa dimitir como presidente de la República «sea cual sea» el resultado de estas legislativas anticipadas.

El frenético movimiento en los sondeos también se está produciendo en las calles con movilizaciones casi a diario. Este domingo, unas 200 asociaciones feministas llamaron a echarse a las calles de varias ciudades del país en protesta contra la ultraderecha al estimar que las mujeres, el colectivo LGTB y los inmigrantes serían las «primeras víctimas» de las políticas de un gobierno dirigido por Jordan Bardella, el delfín de Le Pen aspirante a primer ministro con tan sólo 28 años.

Los macronistas, por su parte, confían en que esa leve recuperación en los sondeos que parece haberse comenzado a apreciar se consolide en la recta final de la campaña. Tendrán su oportunidad en el único debate televisado que se celebrará mañana martes por la noche en la cadena TF1 y en el que el primer ministro, Gabriel Attal, se verá las caras con el aspirante de la ultraderecha, Jordan Bardella, y con un representante del bloque de izquierdas, Manuel Bompard, por parte de la Francia Insumisa.

Bompard acudiría como simple representante del bloque y no como aspirante a primer ministro ya que el Frente Popular continúa sin desvelar quién sería el designado por su parte en caso de victoria en las urnas. La estrategia del bloque macronista es insistir en presentarse como única opción de racionalidad entre dos bloques extremos que presentan programas económicos irrealizables en la práctica.

El último en criticarlos duramente ha sido el exprimer ministro de Macron, Edouard Philippe, que ha recobrado protagonismo en esta campaña de las legislativas. Los economistas y la patronal le dan la razón criticando los programas de Reagrupamiento Nacional y del Frente Popular.

Cada elemento que entra en campaña, el último el antisemitismo, acaba siendo un motivo de discordia entre bloques en el que el mensaje del centro ha quedado difuminado. En este sentido, durante la jornada del domingo cientos de manifestantes se han reunido en la ciudad dormitorio de Courbevoie, a escasos kilómetros de París, en una nueva protesta en repulsa por la violación de una niña judía de doce años hace una semana en esta localidad. Este terrible acto antisemita ha impactado de lleno en una campaña improvisada que día a día sigue provocando movimientos frenéticos y acusaciones cruzadas entre los tres bloques principales.

Por lo demás, los principales políticos aprovecharon el último domingo antes de la votación para dejarse ver y reforzar sus mensajes. Gabriel Attal aseguró en una entrevista conjunta al diario Le Figaro y la radio RTL que Reagrupamiento Nacional «no está listo para gobernar, es un partido de oposición, no de gobierno». La líder RN, Marine Le Pen, optó por visitar un mercadillo dominical donde estuvo hablando con varios comerciantes magrebíes a los que pidió que huyeran de la «caricatura» que quieren hacer de sus partido.

«Quédese totalmente seguro. Se puede ser extranjero y vivir en Francia a partir del momento en que se respetan la ley y la cultura de nuestro país», dijo. Por su parte, el fundador de La Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, llamó a la población a «una toma extrema de conciencia ante el momento que afrontamos» por la posibilidad de una victoria de la ultraderecha.