García-Page, la dignidad frente al sanchismo

García-Page, la dignidad frente al sanchismo

Cuando parecía que ninguna voz se iba a levantar en el PSOE contra la indigna, ilegítima e inconstitucional ley de Amnistía, García-Page ha anunciado que acudirá al Consejo Consultivo para conocer las posibilidades de que Castilla-La Mancha presente un recurso de inconstitucionalidad. Es un mero trámite, porque el presidente de esta comunidad autónoma tiene tomada la decisión, ya que considera que «el perdón no se contrata, se da o no se da, pero no se da a cambio de nada y menos a cambio de un sillón». Es un primer paso, por cierto, muy importante, para que regrese la democracia interna a su partido y que Sánchez no pueda imponer la mentira como forma de ejercer la política. No es fácil enfrentarse al líder del PSOE y romper la monolítica posición de los estómagos agradecidos que apoyaron este jueves la amnistía tapándose las narices para no oler el hedor de la ignominia. Estamos ante el acto de corrupción política más grave desde que se aprobó la Constitución. La corrupción no hay que circunscribirla a la economía, aunque Sánchez compró la investidura a cambio de aprobar una amnistía que aseguraba que era inconstitucional.

Este fin ilegítimo, impropio de un Estado de Derecho, es un grave atentado contra el principio de igualdad. Ha sido un acto humillante que no ha acabado con el problema independentista, ya que el mismo día que se aprobaba la norma se apresuraban a anunciar que exigen un referéndum secesionista. Puigdemont aclaró este viernes, además, que si Sánchez quiere seguir en La Moncloa debe investirle como presidente de la Generalitat. Es bueno recordar que Collboni no ganó las elecciones municipales. Hoy es el alcalde de Barcelona. Por tanto, no es ninguna excentricidad que el expresidente de la Generalitat reclame esta compensación para garantizar la estabilidad. Me viene a la memoria que «quien a hierro mata, a hierro muere» y una moción de censura puede desalojarle de La Moncloa. Los independentistas dejaron muy claro que la amnistía era el precio de la investidura y no de la legislatura. Nunca han mentido. García-Page ha puesto a Sánchez frente al espejo de sus errores. España no es un juguete al servicio de sus caprichos y ambiciones. Es bueno recordarle que «las mentiras tienen las patitas muy cortas».

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)