Incentivos a los docentes

Incentivos a los docentes

Incentivar a los docentes para que asistan a centros educativos de difícil desempeño y/o en zonas despobladas está ganando mucho apoyo investigador. En la Jornada de Funcas el viernes 27 de septiembre, Gara Rojas (OCDE) y Jaime Vaquero (Ministerio de Educación en España) señalaron que en Zamora, Cáceres, Lugo y Teruel más del 65% de los colegios de Infantil y Primaria tienen, en total, menos de 21 estudiantes. Dos trabajos recientes. Cohodes et al. (2023) analizan el Programa de Avance del Profesorado (TAP) en Carolina del Sur de incentivos para los profesores y desarrollo profesional, y que se ha expandido a casi veinte estados y cientos de distritos escolares en EE UU, la mayoría en áreas urbanas de alta necesidad. Los incentivos a los docentes dependen del progreso de sus propios estudiantes y del crecimiento general de su centro educativo, combinando incentivos individuales y grupales. Cohodes et al. (2023) encuentran que los estudiantes de octavo grado (2º de la ESO) expuestos al TAP tenían una probabilidad 3-4 puntos porcentuales mayor de inscribirse en duodécimo grado (2º Bachillerato o FP Media) y graduarse a tiempo, reduciendo el abandono educativo. El Programa mejoró el clima escolar ya que se observó un aumento en la satisfacción de padres y profesores con el ambiente de aprendizaje y los entornos sociales y físicos de las escuelas después de la adopción del programa.

Neilson et al. (2024) proporcionan evidencia causal de que aumentar los salarios de los profesores en zonas despobladas menos deseables es efectivo para mejorar el aprendizaje de los estudiantes al atraer docentes de mayor calidad. Ofrecer salarios más altos para puestos en ubicaciones rurales podría mejorar potencialmente los resultados de los estudiantes a través de dos mecanismos principales: (i) la contratación de docentes de mayor calidad y (ii) un mayor esfuerzo de los maestros actuales. Los estudiantes en aulas asignadas a docentes recién contratados con el complemento salarial para desplazarse a centros en el ámbito rural. Los estudiantes expuestos a maestros de mayor calidad atraídos por el aumento salarial en el umbral rinden significativamente mejor en las pruebas estandarizadas en español y matemáticas, con un progreso equivalente a seis meses de clase. En definitiva, como concluía el Profesor Antonio Cabrales (U. Carlos III) en la mencionada Jornada, la educación tiene que formar a los jóvenes para un mercado laboral marcado por la inteligencia artificial y los robots y esa formación tiene que llegar también a los estudiantes de centros desfavorecidos o situados en zonas despobladas.

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