Con las cancillerías de todo el mundo aconsejando, en cascada, que sus nacionales abandonen inmediatamente territorio israelí y libanés y la diplomacia pidiendo a las partes contención, la región aguardó ayer una jornada más de espera con el convencimiento de que la escalada es inminente. Fuentes de la Inteligencia estadounidense consultadas por «The Wall Street Journal» aseguraban que las autoridades iraníes están llevando a cabo desde hace horas maniobras militares, incluida la preparación de lanzacohetes, con vistas a un eventual –y anunciado- ataque contra Israel en respuesta por el asesinato en Teherán del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, la semana pasada.
La Inteligencia estadounidense no tienen claro cuándo se producirá la acción bélica del régimen de los ayatolás, admite el Consejo de Seguridad Nacional al presidente, según el digital «Axios», pero estima que podría ser cuestión de horas o días. Por su parte, fuentes de la Inteligencia iraní revelaban a la agencia Reuters que el presidente Vladimir Putin ha pedido en las últimas horas directamente al líder supremo de la República Islámica, el ayatolá AliJamenei, contención en la respuesta a Israel con vistas a evitar la muerte de población civil. Un mensaje que habría sido trasmitido el lunes por el antiguo ministro de Defensa y secretario actual del Consejo de Seguridad ruso, Serguei Shoigu, a oficiales del régimen en Teherán.
Mientras tanto, presumiblemente en algún lugar de Líbano, el líder de Hizbulá, Hasan Nasrallah, volvió ayer a tomar la palabra. Menos de una semana después de dirigirse a los suyos a través de una pantalla en el funeral del mando de la organización abatido, Fuad Shukur, el secretario general del partido y milicia chií insistió en que lo ocurrido en las últimas jornadas no quedará sin respuesta: «Nuestra respuesta llegará; en solitario o de manera colectiva con todo el frente [en relación al denominado ‘eje de la resistencia’]».
Además, precisó: «La decisión se ha tomado, y tenemos la capacidad, pero no ocurrirá rápida sino lentamente». «La ansiedad anticipada es parte de la respuesta. El objetivo es que quienes esperan agoten Israel y sus recursos», sentenció el veterano político chií. El discurso de Nasrallah fue interrumpido por el ruido de tres aparentes explosiones producidas por el paso de tres aviones militares israelíes que rompían la barrera del sonido.
«El secreto de nuestra fuerza está en continuar porque atacar a nuestros líderes no afectará nuestra determinación», aseveró Nasrallah, en alusión al que fuera jefe militar de la milicia, Fuad Shukr, quien murió la pasada semana en un ataque israelí en el sur de Beirut. Mientras tanto, uno de los medios prochiíes de Líbano, «Al Akhbar», aseguraba en un artículo ayer que el objetivo militar de Hizbulá «podría ser la propia ciudad de Tel Aviv».
En espera de lo que podría conducir de manera inevitable a una conflagración regional, las Fuerzas de Defensa de Israel e Hizbulá continuaron ayer intercambiando fuego a un lado y otro de la frontera entre Israel y Líbano con mayor intensidad cada vez.
A primera hora de la tarde, la organización apéndice de Irán se atribuía un ataque con dron en el norte de Israel que dejaba varios heridos en la localidad de Nahariya. Para la organización financiada y entrenada por Teherán, la agresión es la respuesta a la eliminación de un miembro de la Fuerza Radwan el lunes. Posteriormente, Hizbulá reconocía el lanzamiento de varias decenas de cohetes que, según fuentes israelíes, cayeron en espacios abiertos o fueron interceptados. Uno de los ataques tuvo como objetivo un destacamento de soldados del Ejército israelí.
Los ataques de Hizbulá se simultaneaban en la tarde de ayer con los de las FDI. El digital libanés «L’Orient-Le Jour» daba cuenta de bombardeos israelíes contra las localidades de Aita el Chaab, Yaroun, Naqoura, Kounine, Kfar Kila, Talloussé, Wadi Slouki, Houla y Markaba después de las cinco de la tarde hora local.
Además, el lunes bombardeos israelíes con drones contra la organización libanesa en el sur del país levantino se cobraban la vida de cinco personas; entre ellas Amin Badr al-Din, sobrino de uno de los líderes de la organización, Mustafa Badr al-Din, según la agencia saudí Al Hadath. Mustafa Badr al-Din fue condenado por participar en la organización del asesinato del «premier» libanés Rafic Hariri en 2005 en Beirut. Otra operación militar de las FDI en Cisjordania acababa con la vida de ocho palestinos, entre ellos cuatro adolescentes, las últimas horas.
