Ja sóc aquí… ja no sóc aquí

Ja sóc aquí… ja no sóc aquí

Cuando hace 46 años el president de la Generalitat, Josep Tarradellas regresó a España tras 38 años de exilio y dignidad, y pronunció su archifamoso «Ja sóc aquí (ya estoy aquí)», no podía barruntar que más de cuatro décadas de democracia después, otro político catalán utilizaría su mítico discurso en un acto de puro postureo. Pero es que Tarradellas era un tipo que, con sus errores, siempre contó con una autoridad moral, que quiso ejercer lejos de intereses partidistas y sectarios… justo lo contrario que Puigdemont. Por eso Tarradellas vino para quedarse y Puigdemont, solo para demostrar que podía volver a irse.

Como un mago de feria, Puigdemont anunció que cruzaría las fronteras y esquivaría a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para presentarse en Cataluña el día de la investidura del socialista Illa, que supuestamente iba a reventar, y que nadie le detendría pese a ser prófugo de la Justicia, por haber quedado fuera de la Ley de Amnistía el delito de malversación… ¡y lo consiguió! Hizo «chas» y apareció en Barcelona, en el escenario, junto al Arco del Triunfo, al que llegó arropado por la plana mayor de Junts y cientos de seguidores de la formación separatista. Allí, nervioso, pronunció su discurso victimista y repetitivo de siempre, y se le volvieron a transparentar los intereses propios y de partido, por más que tratara de emular a Tarradellas con ese «hoy hemos venido a recordarles que todavía estamos aquí porque no tenemos derecho a renunciar».

Que en un día de normalización política como este, con (incluso) la fiscalidad recién cedida a Cataluña (pura ignominia para el resto de España), Puigdemont se haya atrevido a adjudicarse las palabras de Tarradellas, tras años de exilio en tiempos de dictadura, resulta tan penoso, como que el «dispositivo jaula» de los Mosos d’Esquadra haya fallado estrepitosamente y Puigdemont, con otro chas, haya desaparecido. Mientras inevitablemente se piensa que, como la Policía no es tonta, es muy probable que todo estuviera previamente pactado, lo único que queda del asunto es la famosa frase de Tarradellas, reconvertida por Puigdemont en «Ja sóc aquí-Ja no sóc aquí…». Frase de mago de feria. De tramposo…

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