Jaden Smith cumple 26 años: ¿por qué todos odian al hijo de Will Smith?

Jaden Smith cumple 26 años: ¿por qué todos odian al hijo de Will Smith?

Jaden Smith ha crecido ante nuestros ojos, desde que naciese hace hoy 26 años atrás en Malibú, California, fruto del amor de dos grandes nombres de Hollywood: Will Smith y Jada Pinkett Smith. El joven actor se metió al público en el bolsillo con apenas 7 añitos, cuando debutaba en el cine junto a su padre en la película «En busca de la felicidad» (2006). Después llegaron taquillazos como «Ultimátum a la tierra», «The Karate Kid» o «After Earth», para después tener papeles protagonistas en cintas de menor repercusión y no tan buena crítica. Su pompa se desinfla, aunque también haya probado suerte en la música como rapero, sin demasiada suerte, al menos no al nivel de su hermana Willow. Tampoco logra hacerse un hueco en el mundo de la moda, aunque haya trabajado en casi todos los procesos de la industria, desde el modelaje al diseño. El problema está en que se ha popularizado la idea de que todos le odian y al final Jaden se lo ha terminado por creer. De hecho, parece vivir con orgullo el ser como un renglón torcido.

Sus apariciones públicas son siempre una oportunidad de oro para demostrar que vive al margen de las reglas marcadas. Y no solo en sus excéntricas formas de vestir, desdibujando los límites del género, sino también en sus actitudes y declaraciones, muchas veces desafortunadas y con grandes dosis de polémica. La primera vez que se le adjudicó el título del actor más odiado de Hollywood fue en 2015 por la revista «NY Magazine». Sus interacciones en las redes sociales siempre levantan ampollas e incluso le ha hecho perder trabajos y el respaldo de las grandes firmas por las oleadas de odio que arrastran sus controvertidas publicaciones. Así sucedió cuando se disfrazó de enfermo de coronavirus en plena pandemia o cuando dijo estar por encima de cualquiera de su edad por su privilegiada educación. Fue en 2018 y desde entonces pocos jóvenes se identifican con él. No es de extrañar. Presumía de ser más maduro que el resto, porque sus padres «siempre me decían sí a todo, no importaba la idea, era una regla» y le dejaban «decir todas las groserías que quisiera». Mientras, los otros jugaban a «cosas banales y sin importancia» y «no saben hablar de política o economía».

Esto le generó problemas en todos sus rodajes. Discutía con sus compañeros, tenía berrinches, generaba escándalos y dificultaba el trabajo por su falta de límites. Incluso otros actores le han llegado a vetar. Algo a lo que él responde con una actitud déspota, haciendo alarde de su superioridad. Se ha llegado a definir como «el futuro de la música, la fotografía y el cine», y eso ha hecho que las masas enfurezcan aún más. No son las únicas perlas que le alejan del público y enquistan la idea de que es odiado por todos. Considera que él y su familia son «científicos que estudian la humanidad», comparándose incluso con Galileo, porque «también dijo cosas revolucionarias en su época». El rechazo a las críticas y la forma altiva de hacerles frente no hace más que agravar su problema, y así hace sombra a su talento y se aleja del éxito.

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