Jordan Bajo, este muchacho con pinta de rapero indolente, es en realidad un profesional del servicio, un trabajador concienzudo con un cliente exclusivo, Eduardo Camavinga, joven estrella del Real Madrid y de la selección francesa. Es su fotógrafo personal. Lo retrata en los partidos en el Bernabéu, entrenando en su casa, se va de viaje con él y con otros figurones del equipo. Su máxima es la discreción.