Ayer, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris,
hizo historia al aceptar la nominación del Partido Demócrata a la Casa Blanca:
“En nombre de todos aquellos cuya historia solo podría escribirse en la
mayor nación de la Tierra, acepto su nominación para ser la presidenta de los
Estados Unidos”, dijo Harris. Estas palabras, que fueron recibidas con una
estruendosa ovación y gritos de alegría por los miles de personas congregadas
en el estadio United Center de Chicago donde se celebraba la convención,
convirtieron a Harris en la primera mujer afroamericana y la primera persona de
origen sudasiático en ser candidata presidencial por el Partido Demócrata.
El primer discurso de la candidata demócrata
El punto álgido de la convención fue el discurso pronunciado
por Harris, el primero como candidata oficial del partido. En su discurso,
transmitido en directo por las principales cadenas de televisión del país,
narró su historia personal y trazó algunos paralelismos con los desafíos a los
que tuvo que enfrentarse su madre inmigrante, originaria de la India.
“El camino que me ha traído aquí desde hace unas
semanas ha sido, sin duda, inesperado. Pero no soy ajena a los viajes
improbables” […] “Mi madre Shyamala Harris tuvo uno de ellos, ella
misma. La echo de menos cada día y especialmente ahora. Sé que está mirando
desde arriba esta noche y sonriendo”, expresó la actual vicepresidenta en
referencia a la muerte en 2009 de su madre, una figura central de su vida.
Según recordó, su madre tenía 19 años cuando cruzó “el
mundo ella sola”, viajando de la India a California con un “sueño
inamovible de ser una científica que curaría el cáncer de mama”, un área
en la que logró importantes avances convirtiéndose en una de las investigadoras
más destacadas en ese campo. La vicepresidenta recordó las enseñanzas de su
madre y explicó cómo cada vez que ella y su hermana, Maya, se quejaban de
alguna injusticia, su madre les decía: “Hagan algo al respecto”.
Confrontación con Trump
Kamala Harris aprovechó el púlpito para criticar al
candidato republicano y expresidente Donald Trump (2017-2021), de quien dijo
que era un hombre “poco serio” que traería “serias”
consecuencias para el país de volver a la Casa Blanca. Harris aseguró que, si
sale victorioso en las elecciones de noviembre, Trump usará los “enormes
poderes de la Presidencia” para beneficiarse “a sí mismo”.
Tras lo cual, recordó cómo el expresidente “intentó
descartar el voto” de los estadounidenses cuando perdió las elecciones de
2020 y esparció teorías conspiratorias sobre fraude electoral, incluso
invitando a una turba de sus seguidores a asaltar el Capitolio el 6 de enero de
2021, cuando las dos Cámaras del Congreso iban a certificar la victoria del
presidente estadounidense, Joe Biden.
También recordó las múltiples causas judiciales a las que se
ha enfrentado Trump y habló de las supuestas intenciones del exmandatario, como
dar ventajas fiscales a los ricos. “Sabemos cómo sería un segundo mandato
de Trump”, afirmó Harris, quien a continuación proclamó: “¡No vamos a
dar marcha atrás! ¡No vamos a dar marcha atrás!”. Los millares de
asistentes a su discurso respondieron coreando “¡No vamos a dar marcha
atrás!”, frase que se ha convertido en un lema de su campaña presidencial.
Mientras tanto, Trump, quien seguía el discurso de su rival,
escribió en su red social Truth Social: “¿ESTÁ HABLANDO DE MÍ?”.
Mesura en la Franja de Gaza
Durante su discurso, la candidata demócrata trató de sentar
una postura ecuánime sobre el conflicto en la Franja de Gaza, que contentase a
las diferentes facciones dentro del partido. Por un lado, expresó su firme
compromiso con la seguridad de Israel, declarando: “Siempre defenderé el
derecho de Israel a defenderse y garantizaré que tenga la capacidad de
hacerlo”. Harris enfatizó la importancia de prevenir que el pueblo israelí
vuelva a enfrentar el “horror” del ataque de Hamás del 7 de octubre.
Sin embargo, la vicepresidenta también reconoció el
sufrimiento en Gaza, describiendo la situación como “devastadora” y
“desgarradora”. Harris destacó la pérdida de vidas inocentes y la
desesperación de la población que huye en busca de seguridad. “La magnitud
del sufrimiento es desgarradora”, afirmó, mostrando empatía por ambas partes
del conflicto.
Harris delineó los objetivos de la administración Biden:
“Trabajamos para poner fin a esta guerra, asegurar la liberación de los
rehenes, terminar con el sufrimiento en Gaza y permitir que el pueblo palestino
realice su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la
autodeterminación”. Este enfoque busca equilibrar las necesidades de
seguridad de Israel con las aspiraciones palestinas.
No obstante, la postura de la administración Biden sobre
Israel ha generado tensiones dentro del Partido Demócrata. En la Convención
Nacional Demócrata en Chicago, un grupo de delegados realizó una sentada en
protesta, mientras que en las calles de la ciudad se llevaron a cabo
manifestaciones contra la guerra en Gaza.
Regularización de millones de inmigrantes ilegales
Harris también hizo una mención a uno de los asuntos de más
candente actualidad y debate en las elecciones presidenciales: la inmigración
ilegal. Aseguró que EE. UU. puede regularizar a los más de once millones de
migrantes indocumentados que viven en el país, y a la vez “proteger”
la frontera con México. “Creo que podemos hacerle justicia a nuestra
herencia como nación de migrantes y reformar nuestro sistema de migración
roto”, dijo la líder demócrata.
Una candidata sin primarias
La vicepresidenta Kamala Harris se convirtió en la candidata
presidencial del Partido Demócrata de una manera poco común. A diferencia de
otros candidatos, ella no participó en las elecciones primarias del partido.
Las primarias las ganó el presidente Joe Biden, quien no tenía rivales
importantes. Sin embargo, el 21 de julio, Biden anunció que dejaba su campaña
presidencial después de que su partido le pidiera retirarse debido a una mala
actuación en un debate televisivo contra Donald Trump.
Después de esto, Biden pidió al partido que apoyara a Harris
como candidata. Rápidamente, la mayoría de los representantes del partido que
habían sido elegidos durante las primarias le dieron su apoyo. A principios de
agosto, votaron a favor de su candidatura en una votación por internet.
Finalmente, el martes —en el segundo día de la convención del partido— la
confirmaron oficialmente como la candidata demócrata para las elecciones
presidenciales.
