Vicente Cebrián es uno de esos personajes indiscutibles de la sociedad española, y por extensión, del gotha de vino mundial. Desde La Rioja ha agitado las aguas de la consideración de nuestros ejemplares más rotundos para los grandes gurús y négociants. Su versión blanca gallega está igualmente orientada a la excelencia y a la absoluta tipicidad. El bodeguero no se deja nada en el camino para que el albariño de Pazo Barrantes exprese como pocos toda la secuencia floral y frutal, y un periodo de reflexión en crianza que alarga mucho la vida del vino.
Así, el resultado es tan complejo, lleno de untuosa corpulencia, que parece encerrarse en cada botella una declaración de principios. Se trabaja con la madera y con la espera en botella de manera tan inteligente que, y es marca de la casa, nada parece sobrarle. Armonía, longitud, y un ramillete de sensaciones para entender estos tiempos de tribulación. Y al alcance de cualquiera.
Lo que se está haciendo afortunadamente con el blanco atlántico nacional, es nada menos que acompasarlo a la comprensión y disfrute del vino, que tiene tantos matices como ilusiones cada bebedor. A la postre, el hiperactivo bodeguero ha conseguido romper la banca de lo convencional que no valora añadas, tan excelentes como esta del 2019, y la bendita guarda, que no es otra cosa que la paciencia y el temple de la vida.
Bodega: Pazo Barrantes
Vino: Gran
Vino Pazo Barrantes 2019
D.O: Rías Baixas
Pvp: 40 euros
