Acabe como acabe la guerra en Ucrania, cientos de miles de combatientes rusos vivirán atenazados por el trastorno de estrés postraumático (TEPT) el resto de sus vidas. Depresión, suicidios, alcoholismo y violencia son algunas de las consecuencias del mismo mal que marcó a Estados Unidos tras la guerra de Vietnam. La viceministra de Defensa rusa, Anna Tsivileva, ha afirmado que este tipo de mal afecta ya a un 20% de los veteranos rusos que regresan del frente de Ucrania. Los estudios clínicos aseguran que las cifras de afectados por este trastorno rondan entre el 25% y el 50% en todos los conflictos. A diferencia de Estados Unidos, Rusia no cuenta aún con una extensa red de ayuda que apoye a los exmilitares a lo largo de su vida, pese a que la invasión de Ucrania ha sido su enfrentamiento más mortífero desde la II Guerra Mundial.
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