La chapuza del PP y Vox

La chapuza del PP y Vox

Dos elementos que caracterizan a una parte muy importante de la izquierda política y mediática es su descarado sanchismo y la ausencia de autocrítica. Es algo que llegó con la moción de censura, quizá para perdonarse el descarnado antisanchismo que ejercían y sin lugar a duda porque el inquilino de La Moncloa ha sido extremadamente generoso con amigos, conversos y mercenarios. Las redes clientelares y los lobistas del entorno socialista están viviendo una edad de oro. No me cuesta nada criticar a las formaciones del centroderecha cuando creo que se equivocan. Lo sucedido con el proyecto de ley que permitirá rebajar las penas de 44 etarras y la excarcelación de los que asesinaron a Miguel Ángel Blanco y Fernando Múgica es una vergüenza. Feijóo estuvo bien al reconocer que el error de su partido es injustificable. Es bueno hacer autocrítica y pedir perdón. Es cierto que, al margen del error, el resultado hubiera sido el mismo. No es ningún secreto que Sánchez se siente muy cómodo con Otegi. Es un socio preferente, ya que necesita los votos de los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA.

A ese extremo ha conducido al PSOE que pagó un duro tributo de sangre en su defensa de la democracia, pero es cierto que era, sobre todo, el partido liderado por Felipe González. Rubalcaba hubiera sentido vergüenza viendo el esperpento en que han convertido el socialismo por culpa del sanchismo. El error cometido por el PP y Vox pone de manifiesto el grave problema que representa la partitocracia, ya que se ha sustituido el mérito y la capacidad por un sistema de amiguismo en la elección de cargos y asesores, en algunos casos, que tiene que ser modificado. Es cierto que los populares no han llegado al extremo del clientelismo descarnado e incluso soez del PSOE, pero es un serio aviso sobre la necesidad de dotarse de unos asesores que sean capaces de cumplir con la responsabilidad que asumen. Los diputados y los senadores son políticos, aunque también es bueno elevar el listón, pero los otros son técnicos que deberían ser elegidos por un estricto criterio de mérito y capacidad. Es bueno recordar que Sánchez tiene a su servicio, aunque sea una aberración, al aparato del Estado. Por ello, Feijóo tiene que tomar nota y hacer cambios profundos.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)

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