La ‘cocina’ española de drogas sintéticas

La ‘cocina’ española de drogas sintéticas

Este 2024, la Policía Nacional ha desarticulado cuatro laboratorios de drogas de diseño (tres de MDMA o éxtasis y una de cannabinoides sintéticos), una cantidad que puede resultar “anecdótica”, según fuentes policiales, pero que los investigadores ven como un “signo” de que las organizaciones se están desplazando a España. “Traen la droga medio acabada, con pasos previos, como puede ser el aceite de MDMA o de speed y aquí lo terminan de cocinar”, explica el inspector jefe Alejandro Martín-Blas, responsable de la sección de drogas de síntesis de la Policía Nacional. Los ingredientes para fabricar estas drogas, denominados precursores, no llaman tanto la atención como una bolsa de pequeñas pastillas rosas o un paquete de cocaína. Cruzan las fronteras, en muchas ocasiones desde China o India, como productos de curso legal como cera o pigmentos tintóreos, y salen del laboratorio convertidos en drogas sintéticas.

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El camuflaje de los laboratorios

Los laboratorios de las drogas de síntesis suelen estar escondidos en sótanos, naves industriales o camuflados junto a cocinas, como el desarticulado junto a un asador en Madrid, con miles de cubetas, sustancias en sacos y costosas maquinarias.

Las imágenes de las operaciones policiales reflejan una actividad clandestina, sin medidas de seguridad ni higiénicas, ya que en muchas ocasiones se observan los bidones dispuestos en el suelo en estancias con paredes con la pintura descamada o rodeados de numerosos productos.

Esos narcotraficantes escogen espacios alejados para situar sus cocinas. Buscan que no les delate el olor a química de los productos y también, controlar a quien se acerca, ya sean policías u otras organizaciones interesadas en robarles. Suelen trabajar en ellos entre seis y ocho personas, según estimaciones policiales. Otro de los rasgos de estas instalaciones es la inestabilidad de los precursores y el riesgo de ser delatados por un incendio, como ocurrió en Morón de la Frontera (Sevilla), cuando salió a la luz un completo laboratorio de cannabinoides sintéticos, similar a una planta piloto de una empresa química.
Cada vez más, están dirigidos por personas con conocimientos profundos en química, muchos de ellos procedentes de Holanda, aunque los perfiles están cambiando y las nacionalidades de quienes los integran son tan variadas como el carácter transnacional del tráfico de drogas.

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