La cruzada del gas

La cruzada del gas

Israel ha anunciado la adjudicación de nuevas licencias de exploración gasística en su litoral a las petroleras BP y Eni, que se suman a Chevron, que lleva años trabajando en la zona. Son concesiones para desarrollos en los yacimientos Leviatán y Tamar, frente al litoral israelí. También hay una bolsa de gas a 20 millas de la costa de Gaza (GazaMarine), y en menor medida al sur del Líbano, en Qana. Este último, sobre la línea 23, podría contener 100 mil millones de metros cúbicos, y está siendo explotado por Total, Eni y Qatar Energy. Netanyahu ha manifestado su determinación de romper el acuerdo de Tel Aviv con Beirut que permite al Líbano explotar su yacimiento, por entender que firmarlo “fue un error desde el principio, y nos aseguraremos arreglarlo”.

El de Gaza, descubierto en 1999, fue explotado por British Gas y Gazpron. Fue paralizado por Israel, cuya Marina de guerra controla las aguas de la franja. Tel Aviv considera que tanto el gas de Gaza como el del Líbano son prolongación de los yacimientos israelíes de Leviatán y Tamar. La extracción en Tamar fue paralizada por los cohetes de Hamas y Hezbollah. La otra plataforma, Leviatán, en el norte y cerca del Líbano, ha sido objeto de diferentes ataques, el ultimo con misiles hipersónicos de Irán.

Arafat anunció en 2000 el descubrimiento de Gaza Marine. La bolsa en su conjunto (Gaza más Israel más Líbano), constituye una de las reservas de gas marino más grande del mundo. Es un sistema subterráneo interconectado: lo que explota una de las partes disminuye la cuota del vecino, por lo que debería trabajarse en acuerdo entre las partes.

Israel comenzó a realizar sus propias exploraciones con Noble Energy, petrolera de Texas que vendió sus derechos a Chevron. Entre 2009 y 2010 se confirmaron grandes reservas en Tamar. JP Morgan, Citigroup, Barclays y HSBC aportaron 3.000 millones para desarrollar el proyecto. Israel recibiría gas por 14.000 millones de dólares ampliables a 23.000 y luego a 32.000 millones, lo que solventa sus problemas de abastecimiento. Tras Tamar llegó Leviatán, mucho mayor, con reservas para satisfacer el consumo de Israel durante 40 años, que podrá exportar a Egipto y Jordania.

Úrsula Von der Leyen ha firmado un acuerdo para importar gas de Israel, como alternativa al ruso, a través del gasoducto submarino EastMed, que pretende conectar la ciudad israelí de Hadera con Grecia, a través de Chipre. El gasoducto será alimentado por los yacimientos de Chipre, el yacimiento Leviatán de Israel y, posiblemente, por Gaza Marine, cuando Tel Aviv levante el boicot o directamente lo explote. Una infraestructura espectacular, que vincula los países de la zona y Europa con el consumo de combustibles fósiles, pese a las políticas extremas de la UE contra el cambio climático.

También en Cisjordania se encuentra el yacimiento petrolero Meged, con reservas de 1.500 millones de barriles, explotado por Israel.

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