La devuelvo como Dios manda

La devuelvo como Dios manda

El portero David Raya le cuenta a Juan I. Irigoyen la nostalgia que le supone echar la vista atrás y recordar su paso por la quinta división inglesa: “Me llevé muchas hostias pero me encantó”. Y recuerda lo que hizo al llegar: “Me dieron la ropa y me pusieron a jugar. No sabía ni el nombre de los compañeros: no había entrenado, no sabía cómo jugaban, ni cómo era la liga”. Yo no sé si Raya lo fue, seguramente sí, pero el canchero, el jugador de fútbol que se hace en la pachanga de tierra con dos sudaderas haciendo de palos de portería, siempre vuelve al lugar del crimen. Porque es el lugar donde aprendió todo, y donde mejor se reconoce.

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