La difícil costumbre de echarse azúcar en el café hasta que hace isla

La difícil costumbre de echarse azúcar en el café hasta que hace isla

Recuerdo perfectamente la primera vez que me reí en voz alta a carcajada limpia en el cine. Fue una tarde del año 1998 viendo El Milagro de P.Tinto, una astracanada visual con tintes de Amanece que no es poco parida por la mente brillante de Javier Fesser, que hoy sería muy probablemente imposible de ver en las salas de cine comercial. Moriría desintegrada por cancelación aguda antes de que el guion llegase a rozar la mesa del despacho de la productora.

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