Cierra Carlos Alcaraz con un saque abierto, impecable, impoluto él hasta ahora en esta cita olímpica en la que la acción va a todo gas y en la que el chico no ha cedido todavía ningún set en la categoría individual. Competía y avanzaba la tarde anterior, resuelve otra vez en el primer turno de este miércoles (6-4 y 6-2, en 1h 30m) y no hay tiempo para saborear ni ensimismarse por la recompensa de los cuartos: tres horas después, de nuevo a la arena. No será en la Lenglen, marco de esta última victoria frente a Roman Safiullin, sino en la Chatrier, no antes de las 19.00. De la mano de Rafael Nadal, buscará al acceso a las semifinales en la modalidad de dobles, sabiendo que transita por el buen camino —sin bandazos, firme, asentado— y que empieza a vislumbrar las opciones de hacer podio. Se topará en la próxima estación con un escollo mayor, el estadounidense Tommy Paul, superior a Corentin Moutet (7-6(6) y 6-3) y con el que se cruzó recientemente en Wimbledon.
DJOKOVIC, SIN FISURAS Y ANTE TSITSIPAS
Alcaraz encontrará este jueves en Tommy Paul un duro escollo, pese a que el hábitat natural del norteamericano (13º del mundo) sea el cemento y a que se desenvuelva mejor sobre césped que sobre tierra. El balance particular entre ambos refleja un 3-2 favorable al español.
Djokovic, por su parte, redujo al alemán Dominik Koepfer (7-5 y 6-3) y abordará un comprometido encuentro con el griego Tsitsipas. Lo hará, a sus 37 años, como el cuartofinalista más veterano desde que el tenis se reincorporase al programa olímpico (Seúl 88’) y con la estadística abrumadoramente a su favor: con el griego, 11-2.
Fue en París, precisamente, donde le remontó dos sets en la final de 2021. Entonces, Alcaraz apenas daba sus primeros pasos en el circuito de élite y ahora irrumpirá en la antepenúltima ronda en sentido contrario al serbio: con 21 años, es el más joven en dicha escala desde que la alcanzara el propio Nole a la misma edad, en Pekín 2008.