En 1998, tras conquistar como anfitriona la Copa del Mundo, la selección francesa fue entronizada como referente de multirracialidad. La mezcla de jugadores con ascendencia magrebí (Zidane o Djorkaeff), antillana (Karembeu), y de futbolistas autóctonos como Dugarry, Barthez o el actual seleccionador Didier Deschamps le dio a Francia su primer Mundial de fútbol. El segundo, en Rusia, en 2018, con los Mbappé, Griezmann, Kanté, Pogba, Lloris o Giroud fue la confirmación de que el mestizaje puede ser tan ganador como enriquecedor.
La Francia de Mbappé retoma la bandera de la multirracialidad
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