La gresca que no cesa

La gresca que no cesa

LLa vuelta del verano no sólo es deprimente porque se acaba el descanso estival sino, sobre todo, por ver como de nada han servido las vacaciones para que nuestros políticos reflexionen, cambien el tono de los discursos y se dispongan a llegar a acuerdos por el bien de España. Algo completamente necesario en muchos ámbitos, pero particularmente en cuanto a inmigración. Pero no, ayer nuevamente asistimos al lamentable espectáculo del y-tú-más, según el cual el PSOE ataca al PP, el PP al PSOE y Vox y Podemos a los dos. La gresca que no cesa. Así no hay manera de hacer país ni de construir nada. Vamos directos al sumidero.

El escenario de estas semanas en Canarias y Ceuta es más que preocupante. Siguen y siguen entrando miles de africanos (16.156 sólo en el primer trimestre, cifra oficial), con un incremento del 502 por ciento en las islas, centros de menores saturados y grupos de ilegales deambulando por las calles. Piden destino en la península, el ingreso mínimo vital, la seguridad social universal y un alojamiento digno, pues advierten que de seguir en barracones masificados no tendrán más remedio que okupar viviendas. Algo que, por lo demás, ya están haciendo algunos de ellos, trasladándonos el mensaje de que «una persona no puede tener cinco o seis casas, ni siquiera por herencia. No tenemos un duro: ¿si no okupamos, dónde vamos a vivir (sic)».

Efectivamente, o les buscamos soluciones o harán lo que sea para salir a delante en el país que les ha acogido. El problema es que, si estuviésemos ante un numero pequeño o controlable de personas, habría solución. Cuando se trata de cientos o miles cada día, el país colapsa. Y es lo que nos está pasando en algunos territorios. No empieza a haber manera de controlar la situación. Sánchez ha ido a Mauritania, Senegal y Gambia con algo de dinero para esos países. Si formara parte de una política bien planificada, estaría bien. Pero es apenas un movimiento improvisado para parchear con unos millones que no cubren ni el 1 % de los intereses de la deuda. Eso sí, da la sensación de que hacemos algo. Bueno, los que sí están haciendo bastante son los italianos. Las cifras apuntalan a Meloni. La entrada de ilegales ha caído el 66 por ciento en Italia, mientras que ha subido el 126 en nuestro país, mayoritariamente por la ruta atlántica.

En Roma están tomando medidas de todo tipo, sobre todo contra las mafias e incluso contra alguna ONG. Un barco de Médicos sin Fronteras fue multado y bloqueado durante 60 días tras rescatar a 191 inmigrantes sin haber informado previamente a las autoridades de sus operaciones en alta mar.

Escribía un reservista de la Armada española que es imposible que un cayuco a motor, lleno de inmigrantes, partiendo de Senegal, llegue a Canarias sin ayuda. Necesitaría entre 8 y 12 días de travesía y un montón de bidones de combustible en la cubierta, para recargar el motor cada cierto tiempo. Conclusión: los cayucos son remolcados. Hemos visto vídeos al respecto. Los inmigrantes son transportados por las mafias negreras hasta alta mar en barcos grandes, para allí ser repartidos en pateras dejadas a la deriva cuando están a la vista de la costa. ¿No podrían la Guardia Civil o la Armada interceptar esos remolcadores de las mafias y a los patrones de los cayucos antes de que los ilegales sean traspasados del barco a las pateras? Tenemos aviones de patrulla marítima suficientes para localizar a los remolcadores. Italia está actuando así. Nosotros no. Nuestra política consiste en recibir y distribuir. Y así nos va.

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