España, 1950. Un joven aristócrata de 19 años se encapricha de la criada de la familia. Fruto de esa relación, ella se queda embarazada y es despedida de manera fulminante para evitar cualquier escándalo. La madre debe dejar a su hija recién nacida al cuidado de sus padres en Écija, mientras ella, sola y desamparada, se marcha a Madrid para poder sobrevivir limpiando casas. Esa niña tardó 66 años en ser reconocida oficialmente como hija de ese hombre. Y ha tenido que esperar seis años más para percibir parte de la herencia millonaria que le corresponde.
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