La iglesia que recuerda en pleno Madrid la victoria de 1714

La iglesia que recuerda en pleno Madrid la victoria de 1714

Mucho se habla, desde hace demasiados años, a causa de la derivada nacionalista en la antigua Corona de Aragón, de una victoria. O mejor dicho, de una derrota: la de las tropas austracistas en la batalla de Almansa. Un enfrentamiento dinástico y de gestión política, que dejó como consecuencia la pérdida de fueros y los Decretos de Nueva Planta en territorios como Cataluña o Valencia. Aquella victoria de Felipe V de Borbón tuvo lugar en los campos de Almansa tal día de la celebración de la fiesta de San Marcos. Y a él está dedicada esta iglesia madrileña, ubicada cerca de la plaza de España, entre los rascacielos de los años 50 de aquel Madrid del siglo XX.

El templo debe su nombre y advocación, como apuntamos, a la victoria de Felipe V en la batalla de Almansa, que tuvo lugar el 25 de abril de 1707, día de San Marcos. Con ocasión de aquella gesta, el monarca ordenó que este nuevo templo sustituyera al pequeño oratorio anexo de la parroquia de San Martín, que había sido edificado en 1632, obra entre otros de Pedro de Ribera. Una celebración de una victoria como, en su momento fue, la que llevó a levantar el monasterio de El Escorial, tras el éxito victorioso de San Quintín. La iglesia que nos ocupa, en pleno Madrid, mucho menos opulenta e importante, fue declarada Monumento Nacional en 1944.

Las obras del templo comienzan en 1749 con Ventura Rodríguez como arquitecto, y es consagrada el 22 de abril de 1753. Con el paso del tiempo, allá por 1836 pasa a ser parroquia independiente. Es este edificio, en su conjunto, considerada una de las mejores obras de Ventura Rodríguez, quien recibió sepultura en ella junto a su esposa hasta su traslado en el siglo XIX a la capilla de los arquitectos en la parroquia de San Sebastián. Una iglesia, por lo demás, donde también recibieron sepultura actores y actrices del momento. Algo ciertamente extraño en unos tiempos en los que los actores tenían complicado enterrarse en sagrado.

El aspecto exterior de esta iglesia de San Marcos es de un clasicismo contenido, pues se encuentra encajonada entre tres edificios. Además, no es comparable a su riqueza interior, donde destaca su gran órgano, realizado en madera de nogal con numerosos detalles ornamentales, que actualmente permanece en silencio a la espera de ser restaurado. La cúpula, dividida en cuatro partes, contiene pinturas de Luis González Velázquez.

Para que no existan dudas sobre el hecho que auspició la construcción de la iglesia, una de las pinturas de la iglesia, en un paño, representa la victoria del duque de Berwick en la batalla de Almansa, causa legendaria de la fundación de la iglesia. El Duque, montando un caballo blanco, avanza victorioso con la bandera blanca que lleva la cruz de san Andrés, emblema de Felipe de Borbón, mientras san Marcos le observa desde el cielo. En la parte inferior, un estandarte tumbado con el águila de los Austrias simboliza su derrota en la Guerra de Sucesión. Blanco y en botella sobre el hecho de dejar constancia de quienes fueron los vencedores de la batalla y quienes los perdedores.

No es, con todo, este el único templo o lugar que recuerdo aquella victoria. Desde el año 2007, con motivo del Tercer Centenario de la batalla, se viene realizando durante el fin de semana del 25 de abril diferentes actividades, manifestaciones y una Recreación Internacional de la Batalla con más de 300 recreadores históricos de diferentes países de Europa. Además, la población de Almansa, en la provincia de Albacete, cuenta con un museo-centro de interpretación a los pies del castillo.

Unos recordatorios de una victoria, con todo, que palidecen, ante el entusiasmo con que se «celebra la derrota» en otros lugares, con museo y homenaje a sus partícipes.

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