La indescifrable solución catalana

La indescifrable solución catalana

Los pronunciamientos de los líderes políticos independentistas catalanes en los próximos días, sobre las fórmulas de gobierno en Cataluña, solo tendrán la virtualidad de llenar el temor al vacío informativo, pero sin consecuencias prácticas. La atención política que vendrá estas semanas estará en las declaraciones tendentes a ganar adeptos en las propias filas para resolver la crisis de liderazgo abierta en ERC y, que, según distintos interlocutores, puede estallar igualmente en Junts per Catalunya. El partido republicano catalán, tras la dimisión del presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, —después del desastroso resultado electoral― se ha abierto en canal y ya sin restricciones. Al no tener el poder, inician la marcha hacia un nuevo liderazgo con distinto proyecto y estrategia: nada que perder. Una semana después de las elecciones que removieron la entraña del partido aparece la ausencia de unanimidad respecto a quién debe liderar el proyecto. Oriol Junqueras, actual presidente, aspirará a encabezarlo, aunque en pocas horas descubrió que no todos le consideran la figura indiscutible que aparentemente pareció serlo durante el procés, su encarcelamiento, y en la decisión de apoyar, siempre con negociación, al Gobierno de España.

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