La inflación merma la cesta de la compra de los españoles

La inflación merma la cesta de la compra de los españoles

La inflación aprieta, y mucho, el bolsillo de los españoles. Tanto, que la vía más rápida que muchos han encontrado para adaptar sus ingresos a la constante escalada de los precios es simple y llanamente gastar menos. También en algo tan básico como la alimentación.

Según los datos del VIII Observatorio de Comercio Electrónico en Alimentación, realizado por la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), los españoles destinan un 14% menos de su renta a la compra de productos de alimentación y gran consumo.

Los consumidores han entrado en modo ahorro a través de diversas estrategias con las que tratan de reducir su gasto. Una muy empleada es visitar de forma más frecuente el supermercado para controlar el gasto. Así, la frecuencia de compra ha aumentado una media del 14,8%, destacando los «offliners» -los que sólo compran en tiendas físicas-, que van 65 veces al año a hacer la compra (algo más de una vez por semana).

El informe de la patronal confirma también la tendencia ya observada en 2023 de una vuelta a la tienda física como otra manera de controlar el gasto, pero también como un respaldo del consumidor al valor de la proximidad. Dentro de los tres grupos analizados por Asedas, la compra «offline» sube cinco puntos porcentuales (frente a los 7 puntos de 2023); la mixta omnicanal pierde casi 5 puntos (frente a los 6 puntos del año anterior); y la de sólo «online» se mantiene estable.

Los consumidores están así regresando al canal físico por el precio, la cercanía (51%), el surtido, la calidad y la confianza (30%). Así, un 21% de los consumidores que ha probado el canal «online» afirma que ha dejado de hacerlo o lo hará muy pronto.

Reemplazo de productos e infidelidad

El análisis también pone de manifiesto la pujanza de otra de las clásicas estrategias empleadas por los consumidores cuando entran en modo ahorro, el reemplazo de productos. Así, en el caso de los productos frescos, el 19% de los encuestados ha sustituido ciertos tipos de carnes por otras de menor valor. Además, el 30% afirma haber dejado de consumir pescados y mariscos; el 30% busca frutas y hortalizas en establecimientos diferentes del habitual y se observan porcentajes de consumidores que varían entre un 21% y un 31% que optan por un cambio de marca en productos envasados, droguería y perfumería.

La «inflidelidad» a su supermercado de referencia es otro de los recursos de los consumidores para ahorrar en circunstancias como las actuales. Asedas asegura que el 27% de los consumidores reconoce que ha cambiado de supermercado, mientras que el 60% visita ahora varias tiendas. Los compradores «offliners» y los mixtos lo hacen en la búsqueda de ahorro, cercanía y surtido, -además de calidad y confianza, especialmente en los segundos-, mientras que los «onliners» buscan sobre todo conveniencia, calidad y confianza.

De esta forma, casi el 40% de los consumidores asegura que sí ha conseguido ahorrar en sus compras, mientras que un 41% no lo tiene claro frente al 19% que afirma rotundamente que no.

En el caso de los «onliners», el observatorio detecta un aumento de las comidas fuera del hogar, mientras que, en el caso de los «offliners» y mixtos, probablemente, es resultado del efecto de un doble fenómeno: aumento de la renta disponible en algunos casos y competencia de la alimentación con otros gastos del hogar ineludibles como la energía o la hipoteca, en otros.

Los motivos para no comprar por internet se mantienen bastante estables en relación a estudios previos y tienen relación, principalmente, con la posibilidad de elegir los productos en persona (especialmente los frescos) y por motivos de conveniencia, también aparecen como razones importantes el coste del envío y una cierta desconfianza todavía en el pago electrónico.