La irrupción del ultra Alvise frena el ascenso de Vox, que logra dos escaños más

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Noche agridulce en la sede de Vox. El partido ultra consiguió salvar los muebles, al pasar de cuatro a seis eurodiputados, pero no logró el éxito que tuvieron sus aliados del resto de Europa. La culpa fue de un antiguo seguidor reconvertido en acérrimo rival, el agitador ultraderechista Alvise Pérez, cuya agrupación electoral, Se Acabó La Fiesta, se convirtió en la revelación de la jornada e irrumpió en el Parlamento europeo con casi 800.000 votos y tres escaños. Las dos candidaturas ultras sumaron casi 2,5 millones de votos, el 14,2% de los sufragios.

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