La lista de los barrios “más bonitos de España” lo encabeza uno “flamenco puro”

La lista de los barrios “más bonitos de España” lo encabeza uno “flamenco puro”

La vida de barrio siempre ha sido más auténtica y, dentro del caos de las ciudades, estos “micromundos” ofrecen la verdadera esencia. España está repleta de barrios pintorescos y con identidad propia.

La revista especializada de viajes “Traveler” ha hecho una selección de “los barrios más bonitos de España” y está encabezada por el el barrio del Sacromonte, en Granada. “Arte flamenco puro”, así lo describen

“El barrio de Sacromonte no podría concebirse sin su arte flamenco. Fue aquí donde los gitanos que acompañaban a las tropas de los Reyes Católicos se instalaron tras conquistar la ciudad. El barrio está lleno de tablaos donde cada noche celebran fiestas de cante y baile. No puedes perderte las famosas cuevas de Sacromonte ni su abadía, donde se conservan reliquias de los primeros cristianos de Granada”, se lee en el artículo, que, además, destaca las “vistas preciosas sobre la ciudad”.

El origen del Sacromonte se remonta a principios del siglo XVI, cuando la población judía y musulmana abandonó Granada tras el decreto de expulsión firmado por los Reyes Católicos. La ciudad quedó prácticamente despoblada y el Albaicín perdió gran parte de su población.

Para hacer frente a esta sangría demográfica, se permitió el asentamiento de gitanos llegados de todas partes de Europa en la zona alta del Albaicín, en el barrio que hoy conocemos como Sacromonte. Así, el barrio se llenó de gente humilde, artistas y bohemios que comenzaron a construir viviendas en la roca, dando lugar a las cuevas del Sacromonte.

El Sacromonte es hoy un barrio gitano con cuevas alquiladas a extranjeros, una mezcla que recuerda a los orígenes multiculturales que le adjudica la historia. Cuentan que los judíos y moriscos expulsados por los Reyes Católicos dejaron detrás de sí a su servidumbre, una parte se instaló en el Sacromonte, hoy limpio, encalado hasta la pulcritud.

La nota de color la ponen las puertas de las antiguas cuevas, convertidas ahora en lugares para el flamenco –la zambra, el zorongo que dejaban boquiabiertos a los extranjeros– preferentemente destinado a turistas y amantes del flamenco.