La mágica ruta de senderismo por un bosque de tejos milenarios para visitar en cualquier época del año

La mágica ruta de senderismo por un bosque de tejos milenarios para visitar en cualquier época del año

Los antiguos reinos de Castilla y de León, ahora juntos en una Comunidad, que es una de las más extensas de Europa, es una tierra histórica y milenaria, con un patrimonio cultural y monumental espectacular, pero también repleta de paisajes espectaculares que quitan el sentido.

En estas líneas turísticas de los viernes de LA RAZÓN, el que esto escribe trae al lector pero también a los amantes de la naturaleza y de las caminatas, una ruta de senderismo por la Montaña Palentina que hay que visitar al menos una vez en la vida y en cualquier época del año, aunque su plenitud se alcanza en otoño, ya que es cuando los tejos adquieren bellas tonalidades en un espectáculo que no hay que perderse, aunque ahora en verano no es mala idea tampoco acercarse hasta este enclave paradisiaco.

De hecho, durante el periodo estival en el que nos encontramos, el filtro verde de la cúpula forestal invita también a realizar la ruta y disfrutar de un momento mágico.

Se trata de la mágica ruta de senderismo por un bosque de tejos milenarios que no deja indiferente a nadie de quienes la han realizado, ya sea con amigos, en pareja, solos o con la familia.

Una ruta de solo 10 kilómetros de longitud que puede realizar cualquier persona que se atreva a afrontar una cuesta exigente que acaba salvando casi 500 metros de desnivel.

Para llegar a este lugar hay que coger la carretera comarcal C-626, a unos 6 km de Cervera de Pisuerga en dirección Guardo, donde se encuentra un aparcamiento en el que se puede dejar el coche sin problemas y comenzar la ruta visitando Tejeda de Tosande, en el valle de Tosande ubicado en pleno Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre – Montaña Palentina. Y más en concreto, en la Sierra de la Peña, municipio de Dehesa de Montejo.

Un espacio natural de gran interés faunístico por su capacidad de albergar distintos hábitats en poca extensión. Destaca la madurez de esta tejeda, rasgo característico de la zona por la abundante presencia de oquedades en los árboles que son empleadas por aves, micromamíferos y algún que otro mustélido como la marta para distintos fines.

Además, su pertenencia al Parque natural de Fuentes Carrionas convierte a este lugar en una extensión del hábitat del oso pardo cantábrico (Ursus arctos pyrenaicus). También abunda el jabalí, el ciervo y el corzo.

En la tejeda y alrededores abundan también las zonas de prado en mosaico y matorral que se integran suavemente con los tipos de bosque comentados anteriormente.

Al llegar a la Tejeda de Tosande, se pueden disfrutar ya de ejemplares de tejo de 1,5 metros de diámetro y edades cercanas al milenio.

Al final de la ruta se llega a un mirador que ofrece unas vistas del parque espectaculares -se divisa la Peña Celada, el Pico de las Cruces y la Peña Redonda- donde hacer una parada e incluso fonda para recuperar fuerzas y respirar el aire más puro.

Entre las formaciones arbóreas de esta zona, además del tejo se encuentran la encina, el rebollo, el roble albar y el haya.

También se pueden contemplar entre los matorrales los brezales de Daboecia cantabrica, el acebo, el espino albar o el mostajo además de avellanos, entre otros.

 

El tejo es un árbol de crecimiento lento y con una tasa reproductiva baja. Además, es una especie tóxica en ramas, hojas y frutos, unas bayas parecidas a una frambuesa que anima a comérselas, así que cuidado con la tentación.

En definitiva, un lugar protegido de ensueño para desconectar del mundanal ruido que, sobre todo, invita a explorar y sumergirse en su riqueza, además de que incita a repetir visita.

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