La mística del Maestro de Fuentes Nava y los cielos mudéjares

La mística del Maestro de Fuentes Nava y los cielos mudéjares

No conocemos el nombre del Maestro de Fuentes de Nava. Ni
siquiera hay una certeza documental que aclare que allí residió. Pero algunos
de los estudiosos y expertos de la carpintería de lo blanco en Palencia dan por
hecho que hubo un artesano, con taller en esta localidad de Tierra de Campos,
que cubrió con su mano y su semejante forma de modelar los cielos de las
iglesias de esta comarca castellana.

La mística y el misterio rondan y alimentan el nombre del
Maestro de Fuentes de Nava (Palencia), un artesano que vivió y trabajó en los
últimos años del siglo XV y primeros del XVI en esta zona, donde gozó del
dominio de la carpintería de lo blanco y donde desarrolló un arte desconocido
hasta entonces para llenar las techumbres de las nuevas iglesias de un juego
entrelazado de madera, donde no había puntas y solo puzles que embellecían
aquellos cielos mudéjares, y que ahora obligan a alzar la vista y erguirse a
los miles de viajeros que cada año los visitan.

Pero no fue el único que trabajó en la zona. Otras obras se
atribuyen Juan Carpeil, que construyó este tipo de artesonados a principios del
siglo XVI, característica documentada en libros parroquiales y de fábrica. Sus
nombres están en permanente puesta en valor por parte de la Diputación de
Palencia, Junta, Obispado y Edades del Hombre, que hace seis años comenzaron a
desarrollar la idea de que, cinco siglos después, estas techumbres podían
convertirse en un museo en red. Tras las intervenciones, restauraciones y
montaje oportunos vio la luz el Museo Territorial ‘Campos del Renacimiento’,
que abrió sus puertas el 11 de junio de 2021 y que este próximo martes cumplirá
su tercer aniversario. Más de 40.000 personas han visitado desde entonces
alguna de las bellas iglesias de una iniciativa que ha sido de éxito.

Conforman este museo Becerril de Campos, Paredes de Nava,
Fuentes de Nava y Cisneros, con seis templos musealizados, tal y como explica a
Ical, durante una visita a varias de estas seis, el director del Museo
Territorial Campos del Renacimiento, José María Vicente. Junto a él, un equipo
de guías que muestran el interior de cada una de estas iglesias. Muchos de
ellos mencionan a Carpeil, pero sobre todo citan el misterio que existe con el
Maestro de Fuentes de Nava, si bien algunos autores y expertos en historia del
arte dudan de esta autoría, precisamente por la falta de documentos que lo
acrediten.

[[H2:Un cielo ‘comarcal’]]

En la ‘Guía del arte mudéjar en la provincia de Palencia’,
editada por la Diputación en 2016, el autor Pedro Lavado nombra al Maestro de
Fuentes de Nava, calificación que él mismo otorgó hace años a este artesano, “a
espera de que en algún documento aparezca su nombre”. A juicio de Lavado, el
taller de este hombre “tuvo una formidable influencia en la zona” y cuenta con
obras de artesonados en las localidades de Boada de Campos, Añoza, Villalcón y
Mazuelos de Valdeginate, que “tienen la misma estructura y distribución”.

Su actividad, según Lavado, llegó hasta tierras leonesas,
como prueba la techumbre de la Asunción, en Villacé, que “indudablemente es de
la misma mano”, con una techumbre de lacería en la que se observa una figura
que “puede ser la de Cristo o del Padre Eterno”. Al parecer, estuvo activo en
la zona al menos hasta 1515 y pudo fallecer en Becerril de Campos hacia esa
fecha, cuestión sin resolver. Sea como fuere, el carpintero de Fuentes de Nava
dejó en sus lacerías “obras impecables” y, posiblemente, intuye el autor,
también hizo por esas fechas la techumbre del ábside de San Facundo y San
Primitivo de la cercana localidad de Cisneros.

Un techo estrellado y policromado

Bianca, la guía de esta iglesia con un artesonado tan
peculiar, relata que la seo está construida en ladrillo entre finales del siglo
XV y comienzos del XVI, y cuenta con tres naves separadas por pilares, con
capiteles prismáticos muy toscos, sobre los que se elevan columnas que recogen
las terchas de los artesones. En ella se encuentra la Capilla de la Virgen del
Castillo y en el extremo opuesto de la misma nave, el baptisterio con bóveda
estrellada. “Toda la iglesia está cubierta con artesonados mudéjares y
policromados de principios del siglo XVI, de gran calidad y variedad”, resalta,
para añadir que los artesonados mudéjares de la nave mayor son de casetones
“romboidales, de lazo y de clave pinjante en el almizate y en el presbiterio; y
con figuras estrelladas en el ochavado del primer tramo de la nave de la
epístola”. El resto son de par y nudillo.

El parecido entre el artesonado ochavado de la Capilla de la
Virgen del Castillo con el presbiterio de la iglesia de Nuestra Señora de las
Nieves de Villamuera de la Cueza ha permitido atribuir a Juan Carpeil su
autoría, entre 1515 y 1520, pero no el resto de las techumbres, que serían obra
del Maestro de Fuentes de Nava. En todo caso, esta peculiar Capilla cuenta con
decoración renacentista, sobre todo unos “dorados espectaculares, que se
mantienen y han sido restaurados en 2010”. Los detalles varían desde motivos
vegetales renacentistas a otros fantásticos, en los que se pueden apreciar
sirenas, un perro en medio y dragones, “haciendo de la capilla una maravilla
arquitectónica que corresponden al gusto renacentista de la época”.

De ella también habla Teresa Seco, guía en Fuentes de Nava,
donde se encuentra parte del centro de interpretación del Museo (la otra parte
está en otra de las iglesias de Cisneros). Seco señala que la techumbre de la
iglesia de San Facundo es ataujerada y policromada”, y afirma la autoría del
Maestro de Fuentes de Nava, que “es el cielo plagado de estrellas y es bastante
distinguible”. “Se le denomina así porque no existe una documentación en libros
parroquiales ni de fábrica con su nombre verdadero. Cuando esa documentación no
existe, se le refiere al lugar donde residía”, apunta Seco, que se posiciona
junto al profesor Pedro Lavado. De hecho, era habitual pinturas atribuidas al
Maestro de Astorga, representante del primer Renacimiento, o el de los Santos
Juanes, escultor que se caracterizaba por rostros semblantes, rígidos y secos.

Abundante pino silvestre

A su juicio, el Maestro de Fuentes de Nava “utilizaba pino
silvestre, que abundaba por la zona, era muy largo, con lo que podía cortarlo a
la medida que él quisiera y era muy resistente”. Pero “principalmente”, porque
al retirar la corteza era blanca, característica de la que “viene la definición
de carpintería de lo blanco”. “Es decir, el autor ya tiene un lienzo y no le
condiciona el color de la madera a la policromía deseada”, comenta.

Otra de las joyas de Campos del Renacimiento es la iglesia
de Santa María, de Fuentes de Nava, que cuenta con una techumbre de par y
nudillo, artesonado mudéjar del siglo XVI, donde los pares son “vigas
inclinadas que marcan la inclinación del faldón, si es más abierto o más
cerrado, que se une a una hilera o vértice en la parte superior y para que no
se combe se ponen los nudillos, con lo que se obtiene una artesa invertida, un
artesonado”, según relata Seco. Todo ello “se tapa con un adorno de lacería, con
técnica ataujerada, es decir, láminas finas de madera que se entrelazan unas
con otras, se pegan en tablazones y tapan la artesa invertida”.

En Fuentes de Nava antes había cinco iglesias y ahora hay
tres. Algunas de ellas esconden secretos, pues durante la peste “se dieron de
yeso y cal las paredes” por la acumulación de gente, con el fin de reducir los
contagios. Así, en la iglesia de San Pedro de Fuentes de Nava existe un
artesonado mudéjar del siglo XVI, “pero está tapado”. “Si en un pueblo como
este tienes tres artesonados mudéjares es porque supuestamente aquí tenían el
talle, aunque a partir de ahí hacían trabajos en otros sitios cercanos”, apunta
sobre la autoría del Maestro de Fuentes de Nava. “En estas obras reconocemos su
manera de trabajar, porque cada maestro tenía su forma de crear. En este caso
es un cielo plagado de estrellas, con policromía y utilizando pino autóctono”.

Las partes no policromadas y de madera más oscura se
atribuyen a otros autores, principalmente Juan Carpeil, sobre el que Seco
incluso se aventura a intuir que la materia prima que utilizaba podría proceder
de pino de la Selva Negra, pues en el siglo XVI “reinaba Carlos I de España y V
de Alemania. “No es tan descabellado pensar que se fueran a Alemania a por ella
porque era territorio español, a pesar de las dificultades en el transporte de
la época”, argumenta.

Dado que el mudéjar era aquel musulmán al que en tiempos de
Reconquista se le permitió residir en territorio cristiano, Seco sopesa que esa
es la razón por la que “no hay reminiscencias cristianas en la nave principal”
de la iglesia de Santa María de Fuentes de Nava, excepto en la zona del antiguo
altar, donde “se mezclan las dos religiones”. Así, en lugar de mocárabes, hay
un ‘Dios salvador’ entronizado, obra de Alejo de Vahía, como en Becerril de
Campos. Mientras que el retablo mayor, realizado entre 1699 y 1700, cuenta con
tallas de los maestros riosecanos Manuel Ordóñez y Tomás de Sierra.

Alfarje salpicado en Becerril

José María Vicente retoma la visita en la Iglesia de Santa
María de Becerril de Campos, un templo que nació como románico en el siglo XII,
pero que ganó peculiaridad a finales del XV e inicios del XVI al reedificarse
al estilo gótico. Llama la atención su fachada, pero principalmente la
“singularidad” de su alfarje, situado en el sotacoro, y que fue recuperado en
2018. “No éramos conscientes de lo que había aquí. Se le devolvió todo el
esplendor y policromía, que responden a finales del siglo XV y principios del
XVI, ya que es una techumbre mudéjar del gótico tardío”, definió.

Vicente analiza que se estructura en tres niveles de
canecillos: los del más bajo son de forma lobulada simple; el siguiente posee
varias figuras animales, muchos de ellos fantásticos; y el último remata con
rostros humanos de hombres, que como definió el profesor Lavado, unos “tienen
barbas, perilla o bigote, y de mujeres, con collares y escotes”. Todo el fondo
de este alfarje está salpicado de elementos decorativos vegetales y escudos
alternados de Castilla y de León.