La ONU celebra una cumbre sobre el futuro de Afganistán sin presencia de mujeres afganas

La ONU celebra una cumbre sobre el futuro de Afganistán sin presencia de mujeres afganas

Para el islam la vida es un don de Dios que solo él puede quitar. Quien se suicida, afronta un infierno eterno. A Arzo, una afgana de 15 años, ese averno le debió de resultar preferible a vivir en el Afganistán de los talibanes. Esta adolescente, cuya historia reveló la CNN, ingirió en 2023 el ácido de la batería de un coche. Sobrevivió, pero ahora tiene que alimentarse con una sonda gástrica. Recluidas en sus casas y sometidas a terribles abusos, un número en aumento de afganas está recurriendo a matarratas, productos de limpieza, fertilizantes o una cuerda con la que ahorcarse, según organizaciones de derechos humanos, para escapar de los fundamentalistas. En Afganistán, no hay estadísticas sobre el suicidio, pero un reciente informe del relator especial de la ONU para Afganistán, Richard Bennett, alertó del alcance de la ideación suicida entre las afganas y describió su calvario como “un apartheid de género”. La misma organización, Naciones Unidas, que divulgó ese documento ha convocado este domingo y este lunes la tercera cumbre de Doha (Qatar) sobre Afganistán. Los talibanes están invitados. Las afganas, no. En el orden del día no figuran las violaciones de sus derechos humanos.

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