Desde los ámbitos del sanchismo acusan a Feijóo de dejarse arrastrar por la presión de Vox a posiciones duras de derecha radical que lo descalifican como alternativa de Gobierno. Y desde Vox arremeten con furia contra el líder popular por blando y por someterse a los deseos socialistas hasta ser indistinguibles los planteamientos del PP y del PSOE. Da lo mismo que se hable de política de inmigración, de la cuestión catalana, de la financiación autonómica o de la laboriosa renovación del Poder Judicial. Basta con molestarse en rastrear el cúmulo de comentarios anónimos en todos los medios digitales para comprobarlo. Los «agentes» de uno y otro bando, verdadera plaga, hacen horas extra para cumplir su tarea intoxicadora por motivos contrapuestos.
No se trata, en su mayoría, de reacciones espontáneas. Siguen, casi siempre a lo bruto, las declaraciones y consignas de sus admirados líderes: Pedro Sánchez y Santiago Abascal, y sus epígonos respectivos. Colaboran en el empeño, abiertamente, los columnistas más comprometidos con el sanchismo o con Vox. Y hay una masa amorfa que no es capaz de distinguir la existencia de esta pinza, destinada a frenar o, si es posible, descarrilar la firme carrera de Feijóo hacia La Moncloa. Caen en la trampa como pardillos. Se dejan llevar por los «relatos» falsos y las caricaturas. En un lado hasta recuerdan a Casado para confundir y en el otro sacan siempre en procesión a Isabel Díaz Ayuso, por más que la presidente madrileña haya demostrado con creces su lealtad y que está bien donde está.
Mientras tanto el hábil, moderado e inteligente político gallego va desbrozando el camino. No se recuerda un momento en el que el Partido Popular haya estado tan cohesionado como bajo su mandato. Con firmeza y habilidad ha conseguido esquivar dos de los principales obstáculos que se interponían en su camino: el desbloqueo, ¡satisfactorio!, de la enquistada situación del Poder Judicial y la rotura de los lazos de dependencia con Vox. Ha desactivado los dos grandes argumentos electorales de Sánchez. Ante la deriva de éste hacia la izquierda radical y sus últimos compromisos con los separatistas catalanes, especialmente la amnistía y el concierto económico, Feijóo está abriendo la puerta a los socialdemócratas moderados del PSOE, ampliando transversalmente su espacio. Todos los sondeos reflejan el avance, paso a paso, del Partido Popular y el retroceso de los seguidores de Abascal. Esta tendencia, que parece firme, explica la pinza de los extremos contra Alberto Núñez Feijóo. El paso siguiente, lo que falta, para consolidar definitivamente su privilegiada posición será presentar un proyecto sólido de Gobierno.
