Grifols, compañía española del sector salud, ha destacado durante años por sus innovadores medicamentos derivados del plasma, productos biofarmacéuticos y soluciones en lo que se denomina medicina transfusional, que permite mejorar la calidad de vida a millones de pacientes. Fundada en 1909, la firma catalana atraviesa ahora por un delicado momento como consecuencia del expediente abierto contra ella por la CNMV por facilitar presuntamente datos financieros incorrectos. En concreto, la compañía de hemoderivados está siendo responsabilizada por “la posible comisión de una infracción continuada muy grave por el suministro de información financiera regulada con datos inexactos o no veraces correspondientes a los ejercicios de 2021, 2022, y 2023”. La sanción por tal hecho, según reconocido la empresa, podría ascender a un millón de euros.
Por desgracia no es la primera vez que la farmacéutica es actualidad por hechos que nada tienen que ver con su actividad. En 2017 Grifols fue noticia porque sus propietarios se posicionaron en favor del independentismo catalán, en lo que se consideró una decisión impropia de una multinacional de su nivel, que tal vez debería hacer esfuerzos por mantenerse en neutralidad política. Algunos analistas interpretaron aquello como un gesto de hostilidad a España.
Los gobiernos separatistas de Cataluña han hecho bandera de Grifols, por ser la única firma catalana del Ibex 35 que no trasladó su sede social fuera de Cataluña tras la declaración ilegal de independencia, lo que se interpretó sin ambages como un respaldo claro al golpe de Puigdemont, en abierta oposición a lo que hicieron Banco Sabadell, CaixaBank, Naturgy, Colonial, Abertis, Cellnex, VidaCaixa, Aguas de Barcelona, Cervezas San Miguel, eDreams, Axa o Bimbo y otras 8.000 compañías, siendo Grifols la única fiel al separatismo, después de haber trasladado en 2015 a Irlanda su tesorería y buena parte del negocio. Una pena que una compañía tan relevante sea actualidad por este tipo de noticias.
