“La promesa de Irene”, o el valor de la palabra de un nazi

“La promesa de Irene”, o el valor de la palabra de un nazi

Su rostro, angelical en la descripción más estrictamente sanziana posible, se ha hecho famoso alrededor de todo el mundo gracias a la serie «Yellowjackets», en la que su personaje es clave para desenmarañar un misterio que recorre a un grupo de amigas de juventud. El mal, al fin y al cabo, parece antítesis ante la manera de enfrentarse a los papeles de Sophie Nélisse, encarnación de lo «naive», y, en «La promesa de Irene», la vida, la voz y los ojos de Irena Gut Opdyke, salvadora de judíos que, desde el reparto entre soviéticos y nazis de Polonia, consiguió arrebatar de entre las manos del Holocausto una docena de vidas.

«No conocía al personaje, y es una locura, es absolutamente deprimente que este tipo de historias de vida no tengan grandes altavoces ni transmisores. Lo que hizo esta mujer es apasionante y, hasta cierto punto, increíble. Recuerdo preguntarle a la directora y al guionista, que escribió una obra de teatro y un libro al respecto, si lo estaban exagerando o comprimiendo de algún modo para darle sentido dramático, pero en absoluto», confiesa todavía ojiplática Nélisse a LA RAZÓN, atendiéndonos por videoconferencia y explicando a continuación su preparación para dar vida a Gut Opdyke: «Fue más complicado que en otros biopics, porque no tienes casi material en vídeo al que agarrarte. Debes estudiar sus entrevistas, y ahí fue cuando descubrí a una mujer brillante que jamás perdió su norte moral pese a estar sumida en la oscuridad».

La responsabilidad del reto

Polaca y católica, la protagonista del filme era una enfermera a las que el comandante nazi Eduard Rügemer prometió refugio a cambio de formar parte de su servicio personal. Eso no evitó que el personaje al que da vida Nélisse presenciara el asesinato de un bebé, varios tiros de gracia en mitad de la calle y que tuviera que convertirse en amante del militar de la Wehrmacht para seguir escondiendo a los 12 judíos que mantenía en su sótano. «Siempre puso los intereses de los demás por delante de ella. Esa es la cualidad más importante que teníamos que destacar», apunta la actriz, compungida.

 

Y es que la actuación de Nélisse, sin lugar a dudas lo mejor de una película que abraza los manierismos del cine del Holocausto como si fuera un género, no solo eleva el filme de Louise Archambault desde lo melodramático hasta lo veraz, sino que le ayuda a desmarcarse de la denuncia vacía. «Me descubrí a mí misma llorando por las situaciones por las que pasaba mi personaje. También porque sentía la responsabilidad de ponerle cara a esta mujer, me sentía responsable incluso con su familia, porque sé que su hija ha visto la película e incluso uno de los niños, hijo de los salvados, también», se despide la intérprete, a la que le espera una gran carrera internacional por delante.