El Rey Felipe VI, que estos días conmemora sus diez años en el Trono, ha logrado junto a la Reina Letizia una comunicación envidiable con sus dos hijas, la princesa Leonor y la Infanta Sofía. Buena muestra de ello son los gestos, sonrisas y abrazos que se prodigan en público, a pesar de la estricta educación que Doña Letizia les ha dado.
Desde sus primeras participaciones en actos públicos quedaba evidente que la Infanta Sofía era la niña de mamá y su hermana, Leonor, la Heredera, la de su padre. Los actos se han venido intensificando en estos últimos años y la primogénita de los Reyes tiene una relación más activa con su padre con el que comparte muchos de estos “deberes” reales. La joven ha buscado siempre la aprobación de su padre, como quedó reflejado por ejemplo en la entrega de los premios Princesa de Asturias 2019, en los que Leonor buscaba la mirada de su padre, bien, éste la ayudaba a acomodar los micrófonos a la hora de su discurso.
Los Reyes han buscado siempre equilibrar la vida de sus hijas para que fuera lo más normal posible, y las dos han recibido la misma educación, al menos hasta el ingreso de Leonor en la Academia Militar de Zaragoza. Un equilibrio que ha servido además al matrimonio para lograr una gran estabilidad, además de mucha complicidad. Es frecuente además, tras la salida de las dos jóvenes de casa para cursas sus estudios fuera de Palacio, que los Reyes se prodigen más muestras de cariño, evidenciando la buena sintonía del matrimonio, ahora que tiene más tiempo para estar juntos.
La llegada de Leonor y después la de Sofía supuso para Felipe VI la culminación del hogar que siempre soñó, sobre todo en un momento en el que la relación de sus padres, Don Juan Carlos y Doña Sofía ya no se escondía que estaba rota.
“Hoy Don Felipe daría la vida por sus dos hijas, las adora, pero con Leonor tiene una complicidad especial, la mira y se ve a sí mismo en el espejo, son muy parecidos físicamente y también de carácter”, asegura un allegado al monarca que adjudica al tándem padre-hija adjetivos como “tímidos, tranquilos, con buen corazón, protectores de su gente, reflexivos y muy sensatos” aunque con un “pero”: “Cuando quieren algo, van a por ello a saco sin medir riesgos, como demostró el padre casándose con Letizia”.
