La segunda juventud de La Moraleja

La segunda juventud de La Moraleja

Madrid se ha convertido en un imán para los compradores de viviendas de lujo. Según un reciente informe de la inmobiliaria Knight Frank, la demanda de este tipo de residencias en la capital se mantiene robusta y los precios no paran de subir, con un incremento del 5,5% en el último trimestre del año pasado. Pero por encima de los barrios de Almagro, El Viso o Los Jerónimos, se alza una zona residencial que, aunque ubicada junto a Madrid, no pertenece a la capital pero que capitaliza gran parte del interés de los compradores más acaudalados y que vive una segunda juventud: La Moraleja.

El barrio residencial perteneciente a Alcobendas vive unos “aires modernos”, como los califica Miguel Ángel Cantos, director de ventas de Engel&Völkers, que están dando un nuevo impulso a la zona con compradores de mediana edad y gran poder adquisitivo.

“Los nuevos propietarios de La Moraleja con clientes de entre 45 y 50 años con mucho arraigo y conocedores de la zona por haber vivido siempre allí con su familia”, explica Cantos.

Gran parte de ellos, explica Cantos, buscan casas antiguas con precios de entre 3 y 4 millones de euros para reformar que convierten en modernas residencias con proyectos a su medida.

Julio Iranzo, consejero delegado de Avellanar, una de las principales promotoras de la zona, explica en un informe de Knight Frank que, a finales, del año pasado, habían detectado que 60 de las mil viviendas unifamiliares que había aproximadamente en la zona estaban en fase de rehabilitación o proceso de obra nueva. En el caso de las vecinas zonas residenciales de El Soto y El Encinar, las viviendas son más nuevas y necesitan menos reformas. También son algo más baratas, con precios que oscilan entre los 5.200 y los 5.400 euros el metro cuadrado, frente a los 6.200 de La Moraleja, explica Cantos.

La segundas generaciones de actuales residentes no son, sin embargo, los únicos que están dando un nuevo impulso al complejo. Los compradores suramericanos también se sienten atraídos por La Moraleja, según Cantos. “Ya no sólo buscan el barrio de Salamanca”, asegura. Los originarios de México, Venezuela o Colombia se han convertido en los grandes actores foráneas del mercado inmobiliario del lujo en Madrid, según Knight Frank.

Atractivos

Lo que atrae tanto a estos compradores de fuera como a los nacionales es una conjunción de factores que convierten a La Moraleja en una zona residencial única. Para empezar, está su ubicación, a diez minutos en coche del mayor distrito financiero (las cuatro torres de la Castellana) y a menos de cinco del aeropuerto internacional Adolfo Suárez Madrid-Barajas, como destaca Knight Frank. A ello se suma que cuenta con una variada oferta de servicios, como dos centros comerciales, opciones de restauración, un cercano parque empresarial y un club de golf.

Sus residentes también valoran “el prestigio y el estatus que da vivir en esa zona”, así como la seguridad e intimidad que tienen, añade Cantos. En el caso de las familias con hijos, la importante y amplia oferta de colegios internacionales también supone un motivo de peso para decantarse por La Moraleja. Según “Forbes”, siete de los cien mejores colegios de España están en la zona. Tres de ellos se cuentan también entre los más relevantes de la Comunidad de Madrid.

El origen de La Moraleja se remonta a 1946, cuando el primer plan de ordenación de la antigua finca de caza del siglo XVIII que Carlos III denominó La Dehesa de la Moraleja. La urbanización está dividida en seis zonas de las que cinco cuentan con parcelas mínimas de 2.500 metros cuadrados y la central, de 10.000.

A partir de los años 80 y 90 del siglo pasado, la urbanización comenzó a alcanzar su relevancia de la mano de las personalidades y los famosos que comenzaron a mudarse a la zona.