Las mariquitas ‘secuestran’ el veneno de sus presas para convertirse en poderosas enemigas

Las mariquitas ‘secuestran’ el veneno de sus presas para convertirse en poderosas enemigas

Una larva de mariquita posada en un cactus de Valencia es el objetivo de una tropa de hormigas. Las obreras se acercan para atacarla, pero no cuentan con que esta sabe cómo defenderse: se prepara, tensa su cuerpo blanco y peludo con fuerza para expulsar una gota de líquido espeso, rojo y brillante. La estrategia funciona y las depredadoras huyen como si de un insecticida se tratase. El color intenso de su veneno sugirió a los investigadores que observaron el comportamiento, que lo que estaba arrojando era ácido carmínico, una sustancia química que durante siglos se ha utilizado como colorante rojo en textiles y cosméticos. Pero esta especie no es capaz de producirlo. “Entonces, ¿de dónde lo ha obtenido?”, se preguntó Ángel Plata, entomólogo del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, que junto a su equipo, descubrió que la larva había secuestrado el veneno de su presa: una cochinilla.

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