Llenazo histórico y Puerta Grande de Adrián

Llenazo histórico y Puerta Grande de Adrián

Fernando Adrián vino a sustituir a Morante después de consumar su tercera Puerta Grande en Madrid en Beneficencia. Justicia. Y salió con el acelerador a tope. En los delantales iniciales, cuando el toro se quedó corto, pero no la expresión del lance, en las tafalleras del quite. Compromiso. Después la vida le quiso regalar un ejemplar de Castillejo de Huebra, que fue oro molido. Qué manera de embestir y repetir, qué tiempos y bonitas hechuras. Tras los pases cambiados llegó el momento de la verdad y Adrián lo gozó más por el toreo ligado que embarcado, pero hizo todo, incluidas las manoletinas finales y la efectividad de una estocada baja que ponía el colofón a la faena de doble premio. Y la vuelta al ruedo para un extraordinario ejemplar de Castillejo de Huebra. Era la tarde en la que se colgó el cartel de “No hay billetes” después de 16 años. Un hecho histórico que explica muchas cosas de cuando se hacen las cosas bien.

Otro toro

El quinto fue el otro toro con opciones de José Manuel Sánchez, en esta ocasión con otro aire, movilidad con casta y ese punto de genio. Pero opciones. Firmeza imprimió Adrián a su trasteo y al quedarse cerca y quieto fue cogido. Prosiguió el torero en una faena de más recursos que toreo fundamental, pero ha había conquistado al público. Se fue a la enfermería después.

Ya con el capote había marcado el primero de Castillejo de Huebra las directrices torcidas. No había fuerza ni casta de la que tirar y no la hubo cuando Talavante le puso la muleta. Solo Javier Ambel en el segundo par de banderillas se guardó las fuerzas y los ánimos para impresionar en el tú a tú. El resto era un simulacro.

El cuarto, en este caso de José Manuel Sánchez, iba y venía desentendido y sin ninguna intención. Talavante se puso por allí, pero hablar de emoción era a todas luces una quimera.

Juan Ortega no estuvo a gusto con un tercero, pegajoso y sin ritmo que al intentar ligar reponía. La faena del sevillano, de mejores inicios que finales se le ensució mucho y los mejores pasajes llegaron al natural, en ese difícil equilibrio para que el toro no punteara el engaño.

El sexto se metió por dentro ya de salida. Cogió al banderillero Jorge Fuentes y Ortega no hizo otra cosa en la muleta que abreviar e intentar matarlo cuanto antes. La bronca estuvo a la altura del llenazo.